La UE repudia la violencia pese a las amenazas libias

Las Provincias, IÑAKI CASTRO CORRESPONSAL | BRUSELAS., 22-02-2011

La avalancha de revueltas en el mundo árabe obligó ayer a la UE a cambiar el paso y centrar buena parte de su cumbre de ministros de Exteriores en la situación de Libia. Aunque el encuentro estaba más enfocado a diseñar planes de apoyo para Túnez y Egipto, la cita tuvo que girar su atención hacia Trípoli ante la brutal represión de los manifestantes. «Llamamos a un inmediato cese de la violencia contra los civiles», proclamaron los representantes comunitarios antes de exigir «contención» a todas las partes.

Pese a que el desarrollo de los hechos forzó más a la UE a detenerse a fondo en los disturbios en Libia, lo cierto es que el régimen de Gadafi ya había calentado la cita comunitaria. Hungría, que ocupa este semestre la presidencia de turno de los Veintisiete, denunció el domingo que autoridades libias habían llamado a su embajador en Trípoli para mostrarle su descontento con Europa. Los representantes del Gobierno norteafricano llegaron incluso a amenazar con suspender su cooperación en materia migratoria si la UE no dejaba de condenar el uso de la violencia contra los manifestantes.

La advertencia libia despertó rápidamente los temores de Italia, que todavía intenta hacer frente a una oleada de 5.000 inmigrantes llegados desde Túnez. El ministro de Exteriores transalpino, Franco Frattini, alertó sobre la posibilidad de que la caída de Gadafi precipite la fundación de un emirato islámico en Bengasi, la segunda ciudad del país y que según distintas fuentes ya estaría en manos de la oposición. «Sería una amenaza muy seria para Europa», subrayó Frattini.

Sin chantajes

La UE, que el jueves tiene previsto tratar en otra cumbre los efectos de las revueltas sobre la inmigración, eludió ayer responder directamente a las amenazas libias, pero tampoco mantuvo la postura templada que sugería Italia. «Las legítimas aspiraciones de los manifestantes para lograr reformar deben ser atendidas a través de un diálogo abierto e inclusivo», exigieron los titulares de Exteriores en un acuerdo final que reclamaba a Libia la «protección» de los derechos humanos.

A título nacional, sin embargo, varios ministros se mostraron mucho más contundentes que el texto consensuado. Trinidad Jiménez fue una de las más claras y directas. «La Unión Europea no admite ningún tipo de amenaza. Ni de nada, ni de nadie», subrayó la ministra española. El secretario de Estado alemán de Exteriores, Werner Hoyer, también elevó la temperatura de las reacciones al proclamar que Europa «no debe dejarse chantajear».

En cuanto a la situación en Túnez y Egipto, en principio el núcleo duro de la cumbre, los titulares de Exteriores acordaron seguir adelante con las negociaciones para ofrecer un nuevo marco de cooperación a estos países y a todos los que persigan «reformas económicas y políticas». La UE reafirmó su disposición a articular «programas de apoyo», aunque no se comprometió ninguna cantidad económica en concreto. «Hemos debatido algunas ideas preliminares», confirmó la alta representante para la Política Exterior, que recordó que a la cumbre también había asistido el presidente del Banco Europeo de Inversiones.

Nada más concluir la cita comunitaria, Catherine Ashton partió hacia El Cairo, donde hoy tiene previsto reunirse con las autoridades políticas y miembros de la sociedad civil. La jefa de la diplomacia comunitaria reiteró que los países miembros están decididos a ofrecer un «apoyo real» tanto a Egipto como a Túnez que incluiría desde acuerdos comerciales a respaldo en la creación de instituciones democráticas.

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