Circunstancial

El Correo, ALEJANDRO PRIETO ORVIZ, 05-02-2011

Las intensas reacciones de la población tunecina y egipcia, materializadas en las calles a través de protestas contra sus gobiernos debido a las lamentables condiciones de vida y a la ausencia de esperanza o perspectiva de progreso en la que están inmersos millones de familias, han levantado una ola de simpatía y comprensión en buena parte de la opinión pública del mundo occidental. Por ello, es sorprendente que, por un lado, pueda mostrarse entendimiento hacia unos movimientos populares que únicamente pretenden y desean alcanzar mayores cuotas de bienestar y justicia social y, por otro, se señale a los inmigrantes como culpables de nuestros problemas económicos o sociales cuando, precisamente, la mayoría son víctimas que se alejaron de sus países en busca de la libertad y prosperidad a la que cualquier ser humano tiene derecho. Una cosa es controlar el flujo migratorio en función de las posibilidades y necesidades, y otra bien distinta ejercer el desprecio, discriminación o maltrato por algo tan circunstancial como es el lugar de nacimiento.

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