«Sólo comemos arroz y patatas»

Las Provincias, B. LLEDÓ | VALENCIA, 22-01-2011

A sus 73 años, Reinelda Pedroza vive sus días más amargos. Esta colombiana residente en Valencia lucha para le concedan la pensión de jubilación, bloqueada por problemas burocráticos desde 2008. Sus ojos claros delatan su desesperación. Subsiste gracias a los 426 euros de subsidio que cobra su único hijo, Ulser, que está en paro. «Ya no sé qué hacer para cobrar lo que me he ganado con años de esfuerzo», dice la mujer. Desde ocupar un puesto en una fábrica de clasificación de semillas hasta empleada del hogar «y siempre cotizando en la Seguridad Social», aclara. En total, han sido casi dos décadas de trabajo en Colombia y seis años más en España.

Los obstáculos que hacen que la solicitud de pensión no se aprueben proceden del Ministerio de Protección Social de Colombia, «que no remite al Instituto Nacional de la Seguridad Social la información requerida hasta en dos ocasiones», relata Ulser.

La familia Pedroza ha presentado una acción de tutela a su país. Sólo obtienen el silencio por respuesta. «Cada tres meses acudimos a las oficinas de Trabajo en Valencia para ver si hay novedades, pero nada», lamenta Reinelda.

Según explica Usley, todo sería más fácil si tuvieran un letrado en su país natal. La abogada de la Asociación America España Solidaridad y Cooperacion (Aesco) «ya ha hecho todo lo que podía desde aquí pero todo depende de Colombia. Y no tenemos dinero para pagar a un representante jurídico allí», explica este ecuatoriano, de 49 años.

Los 426 euros de subsidio les ayudan a salir adelante. De ahí pagan la habitación alquilada en la que viven. «En esta casa somos cinco inquilinos. Pagamos 200 euros y tenemos derecho también a la cocina y el baño», explica. Otros 100 euros tienen como destino Colombia. Allí viven los dos hijos de Usley, de 49 años.

«No llegamos a final de mes. Comemos arroz con huevo y patatas, cuando podemos…», admite la septuagenaria, que insiste en que necesita su pensión ya que no tiene otro tipo de ingreso. «A mi edad ya nadie me quiere para trabajar. Además me han operado dos veces de la vista, tengo problemas circulatorios y me cuesta mover el brazo izquierdo».

El futuro se presenta negro. El próximo 20 de abril se les acaba la ayuda económica por el subsidio. «He trabajado en la obra, como pintor de casas y de muebles y en el campo. Pero ahora no hay nada y no sé cómo sobreviviremos», lamenta Usley.

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