Dos miradas

La cuestión de Salt

El Periodico, 21-01-2011

El portavoz del Govern ha hecho unas declaraciones a lo Groucho Marx. Ha dicho que «la cuestión de Salt puede acabar siendo una cuestión si nos ponemos todos a decir que es una cuestión». Quiero pensar que dijo esta frase sublime con toda la buena intención del mundo, con el deseo de ahuyentar cualquier peligro de frivolización y utilización mezquina de los disturbios incívicos. Pero el hecho es que la cuestión está. Podemos llamarlo así, o podemos aplicar todas las otras palabras que tratan de englobar una serie de circunstancias tan diversas como las que hoy por hoy se viven en Salt. También podría ser un tema. O un problema. Lo que es cierto es que, lo digamos como lo digamos, la realidad existe y creo desacertado pensar que el mero hecho de decir cuestión provocará que sea efectivamente una cuestión. Francesc Homs quizá quería decir que no podemos magnificar los incidentes y que es bueno tener políticas pausadas para afrontar situaciones tan comprometidas. Pero en Salt hay un porcentaje altísimo de inmigración y de paro, una simbiosis peligrosa, hay un escenario en el que es relativamente fácil y probable que se produzca un descontrol ciudadano. Y también hay personas que, cada día, desde el ayuntamiento, las escuelas taller, los centros de acogida, las organizaciones vecinales, la cultura, luchan con sacrificios personales para que la cuestión no sea tan cuestión. No rehuyéndola, sino reconociendo que está.

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