EDITORIAL

Salt, en la tragedia

El Periodico, 21-01-2011

La muerte del menor de Salt que el sábado cayó desde un quinto piso cuando huía de la policía es un hecho trágico que debe inducir a todo el mundo a serenar los ánimos. Salt emite señales evidentes de desencaje social y la muerte de un muchacho de 16 años es motivo suficiente para buscar con ahínco salidas razonables que devuelvan la tranquilidad al municipio. Los llamamientos hechos por el ayuntamiento y la decisión de las organizaciones de inmigrantes de sumarse a la manifestación de mañana apuntan en la dirección correcta: buscar puntos de encuentro de la población autóctona y las comunidades foráneas. Hacer lo contrario sería tanto como apagar un fuego con gasolina.

Aun así, se antoja ingenuo olvidar los problemas de orden público, convivencia y respeto a la ley que se dan en Salt. Por desgracia, la situación allí tiene un trasfondo de desarraigo social evidente, pero también de inseguridad. Es cierto que pequeños grupos de inspiración no demasiado clara intentan sacar partido del momento, pero no lo es menos que la población vive en un ambiente desasosegado en el que cualquier nimiedad puede hacer saltar la chispa. Por todo lo cual es indispensable que quienes tienen la responsabilidad política de gobernar el municipio mantengan la lealtad institucional, tal como han hecho hasta ahora. Y que la Generalitat cumpla, también como hasta ahora, con el deber de apoyar a las autoridades locales y garantizar la seguridad de todo el mundo, sin olvidar que, para restablecer la cohesión social, no es suficiente con la labor policial.

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