El relevo generacional en el Frente Nacional francés queda en casa. Marine Le Pen sucede a su padre en el liderazgo de la ultraderecha del país vecino. Una imagen más amable para el feo proyecto de siempre. Al calor de la crisis, un fenómeno hasta ahora limitado a la Europa del Este con ramificaciones peculiares en Italia, Francia u Holanda puede ensombrecer ahora toda la Europa occidental, en especial la más castigada por la depresión. En España, una formación de claros tintes xenófobos estuvo a un tris de colarse en el Parlamento catalán. En el resto del país no parece probable que puedan tener tanta cancha, pero debemos andar con tiento porque el pijoprogresismo, poco dispuesto a compartir los despojos del Estado de Bienestar, es quien más puede fomentar el aliento xenófobo entre las capas sociales más desfavorecidas. Nicolás de Miguel. San Sebastián.