Hijos del desencanto

"Llevo a mi hija al ´esplai´ para que se sienta catalana"

La Vanguardia, , 20-01-2011

J. Ricou

Dunia nació en Barcelona hace 10 años, pero su entorno dificulta la integración
Rachira emigró de Marruecos hace veinte años. Vive en Barcelona y se siente tan catalana como su hija Dunia, que nació en esta ciudad hace una década. Pero una cosa son los sentimientos y otra, muy diferente, la realidad del día a día que le toca vivir a esta familia en una sociedad que peca, según esta mujer, de políticas equivocadas en los planes de integración.

Rachira quiere para su hija lo mejor. Hasta aquí todo normal. Pero el entorno en el que está criando a Dunia no parece el más adecuado para ver cumplidas esas aspiraciones. El colegio que le toca a Dunia, frente al Arc de Triomf, es como una gran aula de Babel. Hay niños de todas las nacionalidades, pero apenas ningún escolar hijo de padres catalanes. Y ese ambiente no es el que Rachira tenía planeado para su hija, nacida en Barcelona y catalana de primera generación. Ese entorno obliga a Rachira a esforzarse para que su hija se sienta “una catalana de primera”. Pero eso, añade esta madre, “no es posible en una escuela reservada para hijos de inmigrantes”. La solución consiste en matricular a Dunia en actividades, con marcado sentimiento catalanista, fuera de ese colegio. La niña ha frecuentado un esplai,los fines de semana, desde que tenía 4 años. Y ahora va a clases para aprender el ball de bastons. Es la fórmula que Rachira, en la medida de sus posibilidades, ha ideado para que Dunia vea otro mundo y viva otras experiencias. “Si no la saco de esa escuela y del entorno de la calle, mi hija, a pesar de haber vivido toda su vida en Barcelona, jamás conectará con la sociedad catalana”. Rachira no prohíbe a su hija que se relacione con otros hijos de inmigrantes, pero si hay que decidir entre que Dunia pase un fin de semana en casa de una amiga árabe o unesplai,el dilema no admite discusión. “El problema es que muchas familias extranjeras con hijos nacidos en Barcelona no aceptan ni asumen que esos niños son catalanes con plenos derechos”, afirma esta madre. Por eso quiere alejar a su hija de ese ambiente. Rachira concluye que dos décadas atrás la integración era más fácil, al haber menos guetos.

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