Denuncian ante el juez «palizas» en el centro de internamiento

Las Provincias, EFE | VALENCIA., 20-01-2011

La entidad Campaña por el Cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) denunció en el juzgado «las palizas, los malos tratos y todo tipo de irregularidades» que sufren los internos en el CIE de Zapadores y la situación de indefensión extrema en la que se encuentran estas personas.

El portavoz de esta organización, Salva Lacruz, indicó en rueda de prensa que ayer por la tarde presentaron una denuncia «con cientos de testimonios» de reclusos o ex reclusos ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Valencia. «No es la primera vez que detectamos este tipo de hechos, pero sí es la primera vez que los afectados han decidido denunciar ante el juzgado», dijo. Los internos en el centro no han cometido «ningún tipo de delito» sino que han sido detectados en situación irregular.

La demanda, según las mismas fuentes, también se trasladará a la Defensora del Pueblo y al Síndic de Greuges, recoge varios sucesos ocurridos en el centro de Zapadores, en los que «decenas» de reclusos describen «torturas y malos tratos perpetrados por parte de los propios agentes, que son agentes de Policía Nacional».

Uno de los casos concretos que se describe en la denuncia relata la represalia que sufrieron algunos de los inmigrantes por parte de una Unidad de Intervención Policial que se trasladó hasta el centro, a causa de una huelga de hambre que, «de forma pacífica», habían iniciado los inmigrantes para protestar por las condiciones de la «comida, instalaciones o situación personal y familiar».

Los reclusos fueron obligados a permanecer en el patio exterior, «bajo la lluvia y con los brazos en alto», durante aproximadamente una hora y media, y golpeados algunos de ellos «cuando no podían mantenerlos en alto».

Asimismo, se incluye en el escrito la falta de asistencia médica, y por lo tanto sin partes que dejen constancia de las agresiones; o las condiciones de las visitas, «sin que se garantice la intimidad, sin contacto físico y con dificultades para el contacto visual», en una habitación pequeña con ventanillas de doble cristal a media altura y la presencia de, al menos, un policía.

Uno de los inmigrantes firmantes del documento, cuyo nombre no quiso facilitar por seguridad, afirmó que presenció agresiones físicas a otros presos, durante su estancia, aunque él se libró de ellas. Además, lamentó que por la noche no se les permite salir de sus celdas «ni para ir al baño», por lo que los internos tienen que ingeniárselas para hacer sus necesidades en el lavabo o en una botella de plástico.

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