La presión policial y la crisis reducen un 50% la llegada de pateras

Las Provincias, MATEO BALÍN |, 19-01-2011

MADRID.Cada vez llegan menos pateras a España y las que alcanzan la costa son más pequeñas. Canarias ha dejado de ser la «tierra prometida» para las mafias que trafican con seres humanos y Senegal y Mauritania ya no son los principales emisores de cayucos. Esta es la nueva fotografía que ofrece la llegada de inmigrantes irregulares a las costas españoles. La crisis económica y la presión policial han transformado, quizás para siempre, uno de los fenómenos sociales más dramáticos de los últimos tiempos. En 2010 alcanzaron el litoral solo 3.632 extranjeros sin papeles, menos de la mitad que el año anterior y una cifra que está a distancia sideral de las llegadas de 2006, el mayor pico de entrada de pateras, con 39.180 inmigrantes. Es la cantidad más baja de toda la década.

El detalle que mejor explica la mutación del fenómeno migratorio tiene lugar en las Islas Canarias. La otrora principal destinataria de cayucos estuvo cuatro meses en 2010 sin recibir a un solo «inmigrante ilegal», según la acepción del Ministerio del Interior. Un dato significativo, habida cuenta de la cercanía de la costa occidental africana y la posibilidad de las mafias para evadir la vigilancia aduanera. De Senegal, por ejemplo, no llegó ninguna embarcación el pasado año y de Mauritania, país tremendamente inestable y dado al tráfico de cayucos, tan solo una.

Así las cosas, 196 inmigrantes fueron los que arribaron al archipiélago el año pasado, por 2.246 de 2009 y la friolera de 31.678 en 2006. Hace cuatro años las islas afortunadas atraían al 80% de la inmigración que llegaba en pateras y ahora apenas al 5%. El brusco descenso devuelve así a Canarias a imágenes propias del año 1997, «cuando nadie sabía qué era un cayuco», según retrató el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba durante la presentación del balance.

Receta

¿Qué ha ocurrido entonces? La mezcla de presión policial, colaboración diplomática entre España y los países africanos y el refuerzo de los medios para el control fronterizo han contribuido al cambio. Pero, un escalón por encima de estas medidas, se encuentra la crisis económica del ‘primer mundo’. Un factor capaz de transformar el fenómeno migratorio irregular y de repercutir de forma directa en la demanda de pateras para cruzar a España.

También se dejó ver en la costa mediterránea y el Estrecho el descenso de cayucos procedentes de Marruecos y Argelia, con una caída del 32% en 2010. De la misma forma, la llegada de inmigrantes por carreteras y aeropuertos descendió en la misma medida en que aumentaron las denegaciones de entradas en puestos fronterizos (12.226 por 9.453 de 2009). Se repatriaron 3.000 personas menos y se expulsaron a cerca de 11.500 ‘sin papeles’. La gran mayoría de ellas, el 70%, fueron «expulsiones cualificadas», es decir, de personas que no solo estaban en España de manera irregular sino que tenían «relación con la delincuencia», según Interior.

Rubalcaba achacó los «buenos datos» al incremento en el número de efectivos policiales, que han pasado de ser 10.239 el año anterior a los 16.375 actuales, lo que supone un aumento de más del 60%. «Esta es una receta infalible, cuando tienes más efectivos tienes mejor control y cuando tienes mejor control, la gente se cuida más de intentar entrar», dijo.

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