CORAZONADAS

Y un jamón

La Voz de Galicia, cesar casal, 21-12-2010

La expresión le va perfecta a José Reyes, profesor en La Línea. Lo que le pasó demuestra que cada vez estamos más locos. Para proteger supuestos derechos, atropellamos lo que haga falta. El docente explicaba en clase que el clima frío y seco de la sierra alpujarreña es bueno para la curación de los afamados jamones de Trevélez. Fue entonces cuando un alumno musulmán le pidió que no mencionara el jamón, porque era un producto que no podía comer por su fe. El profesor alucinó. Y se negó a no usar el jamón como ejemplo. En ningún momento le dijo al alumno que tenía que comerlo. Solo que el frío seco era bueno para el producto. Pero el alumno se marchó ofendido. Y, tras hablar con sus comprensivos padres, estos, por supuesto, se pusieron de parte de su mancillado hijo y demandaron al profesor por culpa del jamón. Hoy es típico que caigamos en el error de no creer al colegio. Idolatramos tanto a los chavales que nos tragamos y amplificamos sus mentiras. Ponemos a la mínima en duda la opinión de los profesores. Así no ayudamos. Solo complicamos aún más el chollo tremendo que tienen por delante. ¿Por qué vale más la palabra de un chaval que la de un profesional? El profesor, por culpa de la denuncia, ha tenido que declarar ante la policía. Me imagino a los policías en el interrogatorio: «¿Citó usted al jamón? ¿Por qué tuvo usted que citar al jamón? Confiese: ¿Dónde está el jamón, que se lo confiscamos?».

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