Montilla llama al aislamiento político del PP por «xenófobo»
El Correo, , 12-11-2010La estrategia del actual presidente de la Generalitat, José Montilla, de renunciar a alianzas incómodas tras las elecciones del 28 de noviembre le deja un estrechísimo margen de maniobra. El candidato de los socialistas catalanes anunció ayer que no pactará «bajo ninguna circunstancia» con el Partido Popular, al que acusó de «xenófobo» y contrario a los intereses de Cataluña. La promesa se suma a la que ya realizó hace semanas, cuando aseguró que no repetiría la fórmula del tripartito con ERC e ICV porque los independentistas se han lanzado a la defensa de un referéndum inconstitucional y los catalanes no están para «aventuras».
En realidad, la separación del PP tiene más importancia simbólica que real. Resulta harto improbable que los populares de Alicia Sánchez Camacho apoyen a un Gobierno del PSC, pero es aún más impensable, sobre todo con las encuestas en la mano, que los números salgan. El propio Montilla admitió, durante un almuerzo – coloquio en el Club Siglo XXI de Madrid, que los pronósticos electorales le son «adversos», tanto, que podría perder un tercio de sus votantes. Y aunque los estudios de opinión auguran un ligero repunte del PP y le sitúan como tercera fuerza política, tampoco vaticinan un despegue espectacular en escaños.
Lo que pretendía Montilla era colocar al líder de CiU – que en las anteriores autonómicas llegó a firmar ante notario que no se apoyaría en el PP para gobernar – en una posición difícil. Porque ahora, Artur Mas, que anoche en el primer mitin de campaña apeló al «voto útil por el cambio» para poder formar un «gobierno fuerte» que no se vea obligado a «mendigar pactos», no se niega a acuerdos concretos con la formación de Mariano Rajoy para garantizar su estabilidad. El líder de los socialistas catalanes trató así de azuzar la imagen del PP como bestia negra de los valores catalanes, pero al tiempo buscó su identificación con lo antisocial.
En su esfuerzo por argumentar las razones que deberían convertir a los populares en una suerte de ‘apestados’ políticos, los describió como protagonistas de un «triple ataque»: contra la lengua catalana, contra el Estatut, y contra la convivencia, por su propuesta de expulsar a los inmigrantes en paro y exigir al resto un contrato de integración; una iniciativa, según dijo, «irreal, oportunista, demagoga, xenófoba», que se apoya en las «bajas pasiones» de los más desfavorecidos y que busca la «confrontación social».
«No quiero ser presidente de la Generalitat si no puedo ser presidente de Cataluña, parece que mi contrincante – dijo en referencia a Mas – sí que está dispuesto a sacrificar lo segundo por obtener lo primero».
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