vitoria. Joven africana, indocumentada, con cargas familiares y traficada con una deuda de un mínimo de 25.000 euros. Ése es el perfil medio de las prostitutas que el año pasado atendió Gizarterako, la asociación vitoriana que ofrece asistencia social a las trabajadoras del sexo.

Un total de 210 de estas mujeres se acercaron a la oficina de la calle Cuchillería de la citada organización para aprender castellano y para orientarse sobre diversos trámites, como la gestión del permiso de residencia, la tarjeta sanitaria o el acceso para un contrato de alquiler. 49 de las chicas, además, pisaban las oficinas por primera vez, tal y como revela la memoria de Gizarterako de 2009.

Un aspecto vital en la realización de estas actividades sucedió en el último trimestre, cuando se incorporó Rita, una chica reinsertada del mundo de la prostitución. “Fue de mucha ayuda para las usuarias por su papel de traductora para las recién llegadas a la asociación y, del mismo modo, fue un ejemplo de motivación para las chicas que desean alejarse de este mundo”, detalla el informe.

Respecto a los lugares donde más se ejerce la actividad no hay novedad, ya que las rotondas, junto con los clubs de alterne y de carretera lideran las visitas que constata Gizarterako. En especial, esta asociación destacó las que se efectuaron en los locales privados, donde se contactó con 276 prostitutas, a las que se repartió un total de 5.518 preservativos.

“Echo en falta el apoyo económico y el apoyo de la trabajadora social que ya no tenemos”, se quejó ayer Chelo Ordejón, presidenta de Gizarterako, en su comparecencia ante las Juntas Generales tras una iniciativa del PP. Unas declaraciones que hacen alusión al cese del convenio con la Diputación alavesa en diciembre del año pasado, motivo por el que desde entonces todo el trabajo de Gizarterako se hace con voluntarios.