Iniciativa per Catalunya – Esquerra Unida i alternativa (ICV – EUiA) tiene una prioridad en esta campaña: confrontar su modelo para salir de la crisis, centrado en las políticas sociales, con el de Convergència i Unió (CiU), que según los partidos de izquierda recortará los derechos sociales. Con esta batalla planteada, a los ecosocialistas les surge un problema: los sondeos dibujan un electorado de izquierdas desmovilizado, frente a unos votantes de CiU lanzados hacia las urnas. El diagnóstico del partido, dibujado en su guía política interna para la campaña, es claro: parte de los votantes del Partit dels Socialistes vaciarán la izquierda huyendo hacia la abstención, descontentos con la política económica de José Luis Rodríguez Zapatero. Y lo que quiere hacer ICV, más allá de combatir el mensaje de la derecha, es lograr aglutinar a los socialistas desencantados.

“El verdadero objetivo es vencer a los partidos de derechas”, asegura Marc Rius, jefe de campaña de ICV, que matiza: “El desconcierto socialista viene originado por el PSOE. Zapatero es una máquina de fabricar abstencionistas, y la gente de izquierdas tiene una opción electoral que le permite estar representada”. En el documento interno, el PSC se describe como un partido “poco ambicioso, una izquierda apagada, que ha buscado demasiadas veces el centro y ha dejado huérfanos a demasiados votantes de izquierdas”. Y concluye: “Nuestro rival no es el PSC, pero hemos de evidenciar sus debilidades en temas de izquierdas”.

El documento describe los puntos flacos de cada partido. CiU, que será el objeto de la mayoría de las críticas de ICV durante la campaña, es dibujado como “la derecha de siempre con vestido nuevo”, la formación que si llega a la Generalitat quitará derechos: “Lo primero que hará Artur Mas si llega a gobernar es recortar y privatizar, girar a la derecha. CiU debe muchos favores a los poderosos y lo primero que hará es pagarlos”, reza la guía, que también señala el caso Palau, de presunta financiación irregular de CDC. “Nuestra crítica fundamental irá hacia CiU: será el Gobierno de los recortes y las privatizaciones como ideología”, añade Rius.

La guía incide en la importancia de las elecciones del 28 de noviembre, en las que se dirimirá quién gobernará la salida de la crisis económica. Aquí ICV quiere jugar sus principales bazas, dibujando un modelo “verde y sostenible”, como lo define Rius. Tres de los cinco ejes de campaña inciden en ello: crear empleo, aumentar la política social y luchar contra el cambio climático mediante el impulso de las energías renovables. Las otras prioridades son el camino hacia el federalismo y la lucha contra la corrupción, incidiendo en las manchas que los casos Palau y Pretoria han dejado en CiU y PSC. La deriva de la campaña ha obligado a ICV a introducir un nuevo eje: la inmigración: “El PP ha pasado las líneas rojas de la inmigración. Nosotros queremos hablar en positivo, pero nos obligan a decir no a la xenofobia y al racismo”, plantea Rius. Ayer la formación presentó una declaración en la que pretende a unir a todos los partidos frente a los planteamientos xenófobos.

Tras siete años de tripartito, los sondeos vaticinan que ICV será el partido que saldrá mejor de los tres, perdiendo solo dos diputados para quedarse en 10. También es el único que apuesta abiertamente por un nuevo tripartito y defiende sin tapujos la obra de gobierno. En la sede de ICV hay “ganas de trabajar”, asevera Rius: “Estamos muy bien posicionados para empezar la campaña, estamos aguantando mucho en un contexto muy difícil”. El partido confía en su candidato, Joan Herrera. Los sondeos ilustran que está valorado tanto por los votantes ecosocialistas como por los de ERC y PSC. “Herrera nos dará más votos que los de ICV”, dice Rius, que cree que su juventud y su experiencia en Madrid son claves para esta visión. Tras seis años como diputado en el Congreso, el miércoles Herrera cerrará esta etapa y dejará su escaño para centrarse en la campaña catalana.