El estigma de los gitanos vascos

El Correo, JAVIER MEAURIO, 21-10-2010

La comunidad gitana cuenta con unos 20.000 integrantes en Euskadi, 12.000 en Vizcaya y 8.000 repartidos a partes iguales entre Álava y Guipúzcoa, según datos facilitados por la asociación gitana Kalé dor Kayikó (KDK) y el propio Consejo Europeo. «Hay que tener presente que nosotros sumamos a los 14.000 que contabiliza el Gobierno vasco unos 6.000 ciudadanos más, procedentes de la Europa del Este, de Portugal y de los romintxelas, los gitanos autóctonos del País Vasco», señala Óscar Vizarraga, vicepresidente de la agrupación en la comunidad autónoma, a lo que asiente su padre, conocido como ‘Tío Manuel’, que preside el colectivo.

Los gitanos llegaron hace 500 años a la península, en el siglo XV. Originarios de Asia – India, Pakistán, El Punjab y Sri Lanka – forman un colectivo de cerca de un millón de personas en España y aproximadamente 15 millones en todo el mundo. «Somos la minoría étnica más importante en el Estado y también en Europa, pero seguimos padeciendo persecución», afirma.

María José Rubio, de la Fundación Secretariado Gitano (FSG), cree que para esta etnia la situación «va mejorando» en Euskadi, aunque mantiene intacta «toda su problemática», algo ampliable a toda España. «Puedes tener en regla todos los papeles para alquilar un piso, pero en cuanto el dueño oye la palabra gitano se echa atrás. Muchos se hacen pasar por sudamericanos, o a través de un amigo payo, o sin rasgos gitanos, consiguen alquilar una vivienda. El estigma, de ‘esa gente que organiza líos’, les persigue», dicen en la FSG.

Vivienda y formación

Pese a que el de la vivienda sigue siendo uno de sus principales problemas, la mayor parte de los gitanos residentes en el País Vasco reside en pisos y el porcentaje de chabolismo es insignificante. «No es un fenómeno que represente al colectivo. Puede ser que las casas en las que viven algunos estén más o menos deterioradas, pero aquí no viven en chabolas», señalan desde el Secretariado Gitano de Cáritas. Eso sí, añaden que con la llegada de personas procedentes de Rumanía – algunos de ellos gitanos – se ha producido un aumento de una población que reside en casas o edificios abandonados.

La formación es otro de los principales problemas de la comunidad gitana. «Tienen una falta de cualificación y formación evidente. Sucede, además, que se casan y tienen familia muy jóvenes y necesitan dinero, por lo que aceleran y acortan lo que debería ser su proceso de formación», interpretan desde la fundación gitana.

Con todo, el problema que ahora más preocupa a los gitanos es el de la expulsiones que están sufriendo en Francia. El año pasado fueron 10.000 los enviados a Rumanía y Bulgaria y este año ya se acercan hasta los 9.000. «Estamos viviendo una situación delicada en Europa. Nos alarman las noticias acerca de lo que está ocurriendo en Francia. Estamos totalmente avergonzados por los políticos, que se ocultan ante lo que pasa y no dicen nada. El presidente Sarkozy dice que cumple la legalidad, pero tiene en contra al Consejo de Europa, al Vaticano y a políticos de su propio partido, pero que no reaccionan con contundencia», señala Vizarraga.

Las críticas de Kalé dor Kayikó se dirigen asimismo hacia Rumanía, país en el que el 5% de su población es de etnia gitana. «Se limitan a reunirse con el ministro de Exteriores francés, pero sólo para conseguir beneficios. Dicen que no pueden enemistarse con Francia, pero la realidad es que Rumanía nunca ha respetado a los gitanos». Denuncia también la «hipocresía» del Gobierno de Sarkozy al afirmar que los gitanos están abandonando voluntariamente el país galo. «Primero identificó al colectivo como generador de delincuencia, inseguridad ciudadana y de prostitución, y luego los ha ido expulsando. Justifica que ellos lo aceptan porque cobran 300 euros por adulto y 100 por niño más el viaje pagado para abandonar el país, pero no es verdad. El problema va a ser que al llegar a Rumanía o Bulgaria y no encontrar condiciones para vivir volverán a Francia, porque la circulación de un país a otro es libre para todos los ciudadanos europeos», subraya Vizarraga.

Se indigna, porque Sarkozy está expulsando a personas «que han nacido en Francia y son franceses». «Tiene un complejo porque es hijo de una judía, convertida al catolicismo, y de un padre húngaro que le abandonó con cuatro años y que tenía sangre romaní», sostiene. «De hecho el apellido Sarkozy es de origen gitano». Para Vizarraga, los gitanos siguen con el estigma de la persecución. «También nos han expulsado de Italia, de Dinamarca, sin incluir las matanzas que sufrimos por los nazis. Aquí, en España, y aunque ahora llevamos una época de bonanza, no hay que olvidar que en el siglo XVIII se cortaba la lengua al que hablaba romaní», concluye.

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