«Es un escándalo la política de expulsión de gitanos en Francia»

Alain Touraine recibe el viernes el Príncipe de Asturias de Humanidades

El Mundo, LUCÍA GONZÁLEZ / Oviedo , 20-10-2010

Enviada especial

Las movilizaciones continuadas y actos violentos que se viven durante las últimas jornadas en las calles de París, en protesta por la reforma del sistema de pensiones que implica elevar la edad de jubilación de 60 a 62 años, han vuelto a llevar a Francia «a su situación favorita, el enfrentamiento sin debate ni negociación», con la única incógnita de saber «quién puede resistir más». Así lo considera, desde la atalaya de sus 84 lúcidos años, el sociólogo galo Alain Touraine, quien se encuentra en Oviedo para recibir el viernes el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, galardón que comparte con su homólogo polaco Zygmunt Bauman.

El estudioso que acuñó el termino sociedad post-industrial criticó la reacción de la sociedad francesa políticos y ciudadanos no por el calado de las protestas, sino porque los altercados, en su opinión, han dejado pasar «una oportunidad formidable de recrear una fuerza sindical y de reinventar el proceso político».

Touraine (Hermanville-sur-Mer, 1925) se apresuró a marcar distancias con Mayo del 68 para evitar los paralelismos que tienden a salir a colación ante cualquier revuelta en Francia. «Es una ventaja de la edad que yo pude conocer bien el 68. Era director de Sociología en Nanterre y, entre mis estudiantes, había un tal [Daniel] Cohn-Bendit [líder estudiantil en aquel entonces]. Pero no se deben hacer comparaciones. Lo que se puede decir sobre la situación de Francia es que vuelve a demostrar su incapacidad ante cualquier proceso de negociación social», señaló en un casi perfecto castellano, fruto de sus años de investigación en América Latina, sobre todo en Chile, de donde era su esposa.

El sociólogo, que ha publicado más de 20 libros y que en la actualidad dirige la Escuela de Altos Estudios Sociales de París, considera que los dos problemas más importantes son que «no se puede hablar de trabajo sin hablar de desempleo y no se puede hablar de empleo sin hablar de precariedad», algo común a todos los países. Eso sí, considera acertada la postura del Ejecutivo galo en tanto que la mayor esperanza de vida crea un problema demográfico, de tal modo que «o bien se trabaja más o bien se recibe menor pensión».

Touraine estima un «verdadero escándalo» y «una contradicción abierta con los principios de la Constitución» francesa la política puesta en marcha por el presidente Nicolas Sarkozy de expulsión de gitanos. «Si usted considera que alguien tiene características morales por su grupo étnico, se sale del mundo democrático», afirmó. A Sarkozy, añadió, le salvó de mayores daños por esta polémica el escándalo paralelo que se montó al ser acusado desde algunos frentes de llevar a cabo políticas propias del nazismo.

El sociólogo se mostró de acuerdo con las declaraciones en las que la cancilller alemana, Angela Merkel, da por fracasado cualquier intento de sociedad multicultural. «Los ingleses abandonaron esta idea tras los atentados en Londres [en julio de 2005]. Es tan absurda como la de una monocultural».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)