Alemania y sus extranjeros

La Verdad, 18-10-2010

Aunque hecha ante un público no muy exigente – las juventudes de su partido, la Democracia Cristiana – la declaración de la canciller alemana Angela Merkel sobre el completo fracaso de la política multicultural es mucho más que una constatación. Sus palabras tienen un claro tufillo preelectoral, porque a partir del próximo marzo hay en la RFA elecciones regionales en las que se juega el puesto. Pero hay algo más. Según el reciente estudio de la Fundación Friedrich Ebert, un tercio de alemanes cree que los inmigrantes deben ser devueltos si no hay empleos suficientes, la mitad está de acuerdo con Thilo Sarrazin, un ex alto funcionario socialdemócrata, en que la inmigración desintegra el país; un sexto, que los judíos tienen demasiada influencia, y un décimo, que un líder fuerte debería regir el país con mano firme. Es de esperar que todo esto sea una desdichada pendiente asociada a la crisis económica y no una tendencia irreversible. Si en el debate electoral entra en juego la intangible pureza de la nación alemana y eso sirve para captar votos es que algo, algo muy inquietante, sigue muy entrañado en la sociedad alemana.

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