«La perspectiva de una sociedad multicultural, de vivir juntos y disfrutar del otro ha fracasado, fracasado totalmente». Así de rotunda se mostró ayer la canciller alemana Angela Merkel durante su encuentro en Postdam con representantes de la organización juvenil de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU). Las palabras de la mandataria atizan el ya enrarecido ambiente que se respira en el país bávaro por causa del avance imparable de la islamofobia. «Nos sentimos vinculados a los valores cristianos. Quien no acepte esto, no tiene su lugar aquí», sentenció.

Merkel no mostró reparos ayer en apostillar la tesis del presidente teutón, Christian Wulff, cuando afirmó que «el islam forma parte de Alemania», al igual que el cristianismo o el judaísmo. La canciller corroboró la afirmación pero, al mismo tiempo, sentenció que los inmigrantes tienen que hacer un mayor esfuerzo por la integración. «Quienquiera que no aprenda inmediatamente alemán no es bienvenido», manifestó.

La crisis económica mundial ha contribuido a afianzar entre los ciudadanos teutones el sentimiento de incomodidad y el temor por la permanencia de los inmigrantes. Ahora que la precariedad laboral acecha ya no son bien recibidos. «A principios de los 60 nuestro país convocaba a los trabajadores extranjeros para venir a trabajar y ahora viven en Alemania. Nos hemos engañado a nosotros mismos. Dijimos: ‘No se van a quedar, en algún momento se irán’. Pero esto no es así», reflexionó Merkel.

Miedo a la islamización

El miedo a la islamización, unido a la creencia generalizada de que los musulmanes le cuestan a la sociedad más de lo que aportan debido a su escasa actividad laboral y a los beneficios sociales que reciben, se ha alzado con fuerza en Berlín. Prueba de ello es el éxito que ha alcanzado el libro ‘Alemania se desintegra’, del controvertido Thilo Sarrazin, ex miembro del consejo directivo del Bundesbank. El autor, que recoge argumentos claramente islamófobos en su obra, ha hecho de su texto el líder indiscutible en las listas de bestsellers en el país.

Un estudio de la Fundación Friedrich Ebert publicado ayer constata que la tolerancia se ha visto seriamente embestida en Alemania. El 58% de los ciudadanos está a favor de limitar las libertades religiosas de los musulmanes. Asimismo, el 34,7% de los encuestados considera que la mayoría de los inmigrantes mahometanos abusa en exceso de las prestaciones públicas.

En medio de la ola de islamofobia que arrasa en el país bávaro, el presidente Wulff tiene previsto visitar hoy Turquía para entrevistarse con su homólogo Abdullah Gül, quien ha mostrado su simpatía por el discurso conciliador y la apuesta por la convivencia multicultural de Wulff. El encuentro tendrá como uno de los puntos esenciales debatir sobre las aspiraciones de Ankara para formar parte de la Unión Europea (UE). Una idea a la que se opone – según el periódico ‘Bild’ – el 72,5% de los alemanes y que inquieta a la CDU, que ofrece en lugar de la adhesión una «asociación privilegiada».

Por su parte, el secretario general del Consejo central de los judíos de Alemania, Stephan Kramer, expresó su inquietud ante este debate «desmesurado, hipócrita e histérico».