PHILOSOPHIAE NATURALIS

Continente viejo

Qué pena de Europa unida. Qué enorme contrariedad esta crisis que ha venido a sepultar a los pueblos viejos del más viejo continente

Diario Vasco, JAVIER SABADELL, 15-10-2010

Somos el Viejo Continente, pero también el continente más viejo de todos, el de menos futuro. Visto desde un mapamundi, Europa no volverá a ocupar el centro. El centro corresponde a los ricos y poderosos. Y esos ya no somos nosotros. La riqueza huye de nuestras manos hacia otras manos, manos amarillas, manos asiáticas, manos africanas, esas manos a las que despreciábamos y ninguneábamos no hace mucho tiempo.
Los llamamos emergentes, porque los tenemos que llamar de algún modo. Los llamábamos pobres, pero están convirtiéndose en los ricos del mundo. Les llamábamos de todas las maneras posibles, porque recelábamos de ellos de todas las maneras, incluso cuando les abríamos las fronteras en aras de la confraternización multicultural, la mezcolanza racial o la idiotez ésa de las civilizaciones en alianza. Pero eran chinos, eran moros, eran negros, casi siempre de mierda. Y mientras cruzábamos las aceras occidentales por no encontrarnos de frente con ellos, ellos (pero esta vez lejos, en sus tierras) iban ocupándose de ahorrar para prestarnos más tarde el dinero que nosotros nunca tenemos por suficiente.
Desde grutas y cuevas nos han bombardeado y amedrentado. Pero, primero, se instruyeron en nuestras universidades, porque deseaban crear las suyas propias. Y mientras nos emborrachábamos de gloria y de poder, olvidamos cosas tan elementales como tener hijos, como estudiar más, como trabajar más duro. Estamos solos y solos moriremos. No solamente somos el continente más viejo, también somos el continente de los viejos solitarios.
Nadie advierte cómo se viene desarticulando, lenta y pacientemente, el sueño de las clases medias. Fascinados con los coches carísimos, los pisos adquiridos a precios disparatados, las vacaciones de crucero, y las copas todos los fines de semana, vamos caminando ciegos por una parte de la Historia que nos va a hacer perder no solamente nuestros sueños, también la dicha. Todo lo más, nos consolaremos con ver cómo ese gilipollas de director general, que con un sueldazo de escándalo se empeña en contratar cada vez más barato, acabará también mordiendo el polvo. Pero triste consuelo es: mucho antes lo habremos mordido todos nosotros.
Qué pena de Europa unida. Qué enorme contrariedad esta crisis que ha venido a sepultar a los pueblos viejos del más viejo continente, ante la incapacidad de sus gobernantes y los afilados colmillos de quienes aún son dibujados en las orillas de los mapas del mundo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)