La "fascinación" por el Führer

Un muestra repasa la figura de Hitler y cómo la sociedad contribuyó a crear un culto al dictador

Deia, Ximo Albors, 15-10-2010

Berlín

BERLÍN repasa la figura de Adolf Hitler mediante una controvertida exposición que pretende explicar la fascinación que el Führer causó en los alemanes. Bajo el título de Hitler y los alemanes. Comunidad y Crimen, la muestra pretende reflejar cómo prácticamente todos los niveles de la sociedad alemana contribuyeron a crear un culto al dictador hasta los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Uniformes de las SS y la Gestapo, bustos de Hitler y una colección de medallas nazis, entre otros, se combinan con textos y vídeos explicativos en un espacio que supera los 1.000 metros cuadrados en el Museo de Historia de Alemania.

Dividida en tres partes, la exposición recoge, por orden cronológico y a través de más de un millar de objetos, los factores que llevaron a Hitler al poder, las estructuras de su régimen, así como sus políticas de exterminio y de expansión. La exposición, que se abre hoy al público y durará hasta el próximo 6 de febrero, ha causado controversia en Alemania ya que algunos medios señalan que puede convertirse en un lugar de peregrinaje para grupos neonazis. Sin embargo, en un encuentro con la prensa extranjera, uno de sus comisarios, Hans – Ulrich Thamer, señaló que las personas con ideología neonazi “no son público de museos” y añadió que la exposición “no trata como un héroe a Hitler” sino que se analiza su figura “desde una distancia crítica”.

Según los responsables de la exposición, más de seis décadas después del final de la Segunda Guerra Mundial y del régimen nazi, las nuevas generaciones consideran que existen muchas preguntas por responder sobre la figura del Führer y que con la exposición podrían aclararse. Así, en Hitler y los alemanes se señala cómo la figura carismática del Führer no pudo por sí sola llevar adelante sus planes y consolidar su dictadura, sino que contó con la aceptación de la mayoría de la población. Las explicaciones indican cómo, ante una época de crisis, los alemanes vieron en Hitler y sus promesas, apoyadas por un importante aparato propagandístico, una posibilidad de encontrar trabajo y prosperar.

Precisamente la extensa propaganda nazi mostraba a Hitler como un aclamado y exitoso líder nacional y, aunque nunca se negaban los ideales defendidos por el régimen, la publicidad no incluía el fanatismo y brutalidad que se escondían detrás de sus políticas. En la muestra, el visitante se sumerge en un mundo de propaganda nazi, con carteles y fotos con Hitler como protagonista y donde el símbolo de la esvástica aparece desde en cajetillas de tabaco hasta en farolillos festivos, pasando por los carritos para repartir el diario Völkischer Beobachter. Pero además de documentar la construcción del Estado nazi, con su industria, autopistas y festivales, la exposición también refleja el creciente odio racial y la discriminación que se llevaba a cabo.

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