RELIGIÓN ISLÁMICA

Los imanes de Catalunya restan importancia al auge salafista

Los líderes de los oratorios piden que se conozca mejor la realidad de su confesión.

El Periodico, 04-10-2010

Son casos aislados. Así responden buena parte de los imanes y líderes de asociaciones musulmanas catalanas cuando se les pregunta su opinión sobre la presencia de versiones radicales del Islam en Catalunya. Ayer, decenas de representantes religiosos celebraron en Barcelona, bajo el lema «El Islam y la ciudadanía», un congreso en el que las intervenciones, conferencias y preguntas seguían un hilo conductor: la necesidad de practicar un Islam pacífico y de convivencia en un momento de inquietud evidente por cuestiones como la prohibición del velo integral o los requisitos para poder abrir nuevos oratorios en Catalunya.

Settati Mohamed, secretario de la comunidad musulmana de Terrassa, explicó que en su comunidad el imán es un empleado de la asociación. Recibe una formación previa y sus discursos son supervisados antes de la oración. «Hay pocos radicales», sostiene Settati, que se queja de que «se genera una mala imagen por estos pocos, que no representan a todos los musulmanes».

IMÁN DE LLEIDA Cabe recordar, con todo, los informes policiales que han alertado recientemente sobre el crecimiento de los discursos radicales. El ejemplo más citado es el del perfil salafista del líder de la mezquita de la calle del Nord de Lleida, Abdelwahab Houzi. El imán de Cunit representa otro de los casos más sonoros. Está a la espera de la sentencia sobre la denuncia de amenazas y coacciones contra la mediadora cultural de la comunidad, Fátima Ghailán, quien denunció una persecución y asedio porque era considerada «mala musulmana». Para el presidente del Consejo Islámico de Cataluña, Lahcen Saaou, se trata de un «problema familiar, nada más».

Mohamed Abdou, que forma parte de la junta islámica de Vic, sostiene que su relación con los vecinos es tranquila. «El problema es que algunos imanes no saben bien el Islam y la religión», apunta, pero enseguida insiste en que se trata solo de «unos cuantos». Al mismo tiempo, Abdou se queja de que entre la ciudadanía «la mayoría de la gente escucha o lee cosas sobre nosotros pero… ¿lo ven realmente?».

El desconocimiento de la religión musulmana y una mala praxis de este credo son las dos causas más citadas en los debates de ayer para explicar el rechazo social que genera su religión. «Conocer al otro es la base primordial del Islam», afirmó el imán de Sabadell, Mohamed Idda. «No es normal el rechazo existente a las mezquitas, que son lugares de culto y no molestan a nadie», argumenta Saaou. Una de las intervenciones más celebradas ayer fue la del experto en Islam Rachid Nafi, quien proclamó: «Nos atacan por culpa de los que representan mal a nuestra religión. Debemos ser buenos diplomáticos del Islam en el trato con los vecinos».

Más allá de las buenas palabras, quedaron en el aire preguntas con inquietudes latentes: ¿Hasta qué punto puede vivir en armonía el musulmán con las normas occidentales y la prohibición del niqab? ¿Cómo aplicar la Constitución islámica? ¿No se goza de una ciudadanía incompleta si no existe el derecho al voto?

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