Las asociaciones humanitarias denuncian que se trata de un elemento más en la escalada xenófoba contra los gitanos.

Las asociaciones humanitarias denuncian que se trata de un elemento más en la escalada xenófoba contra los gitanos.

Desde ayer, Francia exige a los inmigrantes irregulares que repatría que dejen registradas sus huellas dactilares. Oficialmente, se trata de una medida de control para evitar que cobren varias veces las ayudas oficiales para regresar a su país. Las asociaciones humanitarias denuncian que se trata de un elemento más en la escalada xenófoba contra los gitanos.

El Ministerio de Inmigración justifica la medida en base al alto índice de fraude. Sospecha que los gitanos rumanos y búlgaros hacen viajes repetidos para beneficiarse de los 300 euros por adulto y 100 por niño que el Estado entrega como ayuda a los expulsados. «Dan un nuevo nombre o presentan el pasaporte de un pariente o un amigo y vuelven a entrar en el país», dicen en la Oficina de Inmigración e Integración.

Ahora, serán controlados por Oscar, las siglas en francés de «útil simplificado de control de ayudas al regreso», el archivo cuya creación han contestado tres oenegés ante el Consejo Constitucional. El Grupo de Apoyo a los Inmigrantes, la Liga de Derechos del Hombre y el colectivo Imaginons consideran que el «Oscar constituye un elemento de control y estigmatización del conjunto de extranjeros susceptibles de beneficiarse de las ayudas». Afirman que su objetivo es impedir a los gitanos su libre circulación por la Unión Europea.

De las 15.000 personas que el año pasado se repartieron los nueve millones de euros que el Estado francés se gastó en repatriaciones, 12.000 procedían de Rumanía y Bulgaria. El nuevo dispositivo de control empezó a funcionar ayer en Lille y Cergey – Pontoise. El próximo día 15 se espera que esté operativo en toda Francia.