La ultraderecha xenófoba entra en el Parlamento sueco y frena la victoria conservadora

El partido antiinmigración Demócratas de Suecia logra 20 escaños y tendrá un papel clave La coalición conservadora del premier Reinfeldt gana pero no logra la mayoría absoluta

El Mundo, PEDRO POZA MAUPAIN / Copenhague , 20-09-2010

El partido antiinmigración logra un resultado histórico con el 5,7% de los votos y será determinante en la formación del Gobierno
Especial para EL MUNDO

El partido antiinmigración Demócratas de Suecia (SD) ha sumido la política sueca en el caos al impedir que la coalición gubernamental de centroderecha repitiese mayoría en las elecciones legislativas celebradas ayer. El apoyo del SD, que con un 5,7% del voto 20 escaños superó la barrera del 4% exigida para entrar en el Parlamento, resulta ahora imprescindible para alcanzar la mayoría absoluta. El problema es que tanto el primer ministro, el moderado Fredrik Reinfeldt, como su rival, la socialdemócrata Mona Sahlin, han reiterado que no tienen intención alguna de colaborar con la formación que dirige Jimmie Åkesson, a la que tachan de xenófoba y ultraderechista.

La Alianza, como se autodenomina la coalición conservadora-liberal de Reinfeldt, logró 173 escaños al obtener el 49,3% de los sufragios, lo que supone una clara victoria sobre el bloque de izquierda, que se quedó en el 43,7% 156 escaños. Sin el SD, sin embargo, no tiene mayoría, y en el debate de clausura del pasado viernes el primer ministro aseguró que de darse esta circunstancia dejaría que fuese la oposición la que formase gobierno en minoría. Un regalo envenenado que Sahlin seguramente rechace, aunque afirmase ante sus afligidos seguidores que las elecciones no habían tenido vencedor. Triste consuelo: el fracaso es histórico. Los socialdemócratas son como siempre el partido más votado, pero el resultado de ayer, 4,1 puntos inferior a 2006, es el peor desde 1914.

Según los analistas, otra opción es que Reinfeldt acabe tragándose sus escrúpulos, y en aras de la estabilidad acepte los votos del SD cuando le hagan falta. Al final y al cabo, Åkesson perteneció en su día a las Juventudes Moderadas y en las listas de su formación figuran numerosos ex moderados, como Sten Andersson, diputado durante 20 años antes de cambiar de chaqueta. Las posibilidades de una cooperación armoniosa, no obstante, son remotas. En el debate de clausura, Reinfeldt dijo que «no les tocaría ni con guantes». Ayer repitió que «no piensa» trabajar con ellos y sorprendió al anunciar que negociará con el Partido Verde pese a que forma parte del bloque de izquierda.

Semejante aversión no preocupa demasiado en la cúpula del SD. «Estar en esta situación era nuestro sueño. Nuestra influencia en el Parlamento será grande, los demás partidos deberán adaptarse a nuestras propuestas, que se centran en limitar la inmigración no occidental», señaló ante las cámaras de televisión Erik Almqvist, su portavoz, mientras la canción de la campaña, Recuperaremos nuestro país, sonaba a todo volumen. Más explícito aún fue el número dos del partido, Björn Söder: «Tenemos que reducir la inmigración y las concesiones de asilo en un 90% y volver a la política de asimilación de los años 50 y 60».

El objetivo de Åkesson, en cualquier caso, es desmarcarse del tufo de racismo y xenofobia que planea sobre el SD, para así entablar una relación parecida a las que el Partido Popular Danés (DF) y el Partido del Progreso noruego (el más moderado de los tres) tienen con el centroderecha de sus respectivos países. El DF, fiel aliado parlamentario del Gobierno liberal-conservador de Dinamarca desde 2001, es el modelo del que pretende inspirarse. De hecho, uno de los eslóganes electorales del SD en esta campaña es un calco de uno de los más célebres del DF: «Tu país, tu elección».

Queda por ver si Åkesson sabrá controlar los excesos verbales de sus compañeros más viscerales, empezando por el propio Söder, que este fin de semana aseguró que Suecia podría vivir en un futuro no muy lejano una revolución islámica como la iraní de 1979. «Los países occidentales tal y como los conocemos hoy pueden acabar desapareciendo», explicó. «El islam es una ideología disfrazada de religión y todos los musulmanes son portadores de la ideología».

Si Åkesson consigue su propósito, el futuro del SD quizá resulte tan fructífero en votos e influencia como el presente de sus vecinos escandinavos. Potencialmente, su electorado puede incrementarse mucho más allá del 5,7% obtenido ayer.

Según una encuesta encargada por el diario danés Jyllands-Posten, en vista de lo reacios que son los medios suecos a investigaciones de este tipo, el 20% de la población estima que la inmigración en general ha sido negativa para Suecia, el 36% considera que la actual política de inmigración es demasiado blanda, y el 33% opina que el islam supone un problema para la cohesión de la sociedad.

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