Cataluña

El PP elige Badalona como banco de pruebas de las «tesis Sarkozy»

Los gitanos huyen de las cámaras atraídas por la comitiva de los populares catalanes

ABC, JERÓNIMO GIROGI / BARCELONA, 20-09-2010

La «plaza de los gitanos», como llaman a la plaza Antonio Machado los vecinos de Badalona, amaneció gris bajo una llovizna. Hacia las once de la mañana de ayer, cuando habitualmente decenas de gitanos ya están reunidos en el triangulo que conforma la cruce entre las calle Pau Piferrer y Victor Balaguer, apenas un par de mujeres con largas faldas de colores y aretes dorados se dejaba ver junto a media docena de niños para luego desaparecer entre las angostas callejuelas.
Una hora más tarde y cuatro calles más abajo una multitud de periodistas rodeaba a la presidenta del PPC Alicia Sánchez-Camacho, quien junto a la eurodiputada popular de origen francés, Marie Thérèse Sánchez-Schmid, declaraban su apoyo a los vecinos de Badalona y su preocupación por los problemas de adaptación de la comunidad rumana.
Mientras, una treintena de vecinos curiosos se alborotaba entorno a los visitantes y se sumergía en profundas discusiones. «Se han ido» se escucho bromear a un vecino, mientras otra badalonesa se empeñaba en explicar minuciosamente a la eurodiputada los problemas que causaban los gitanos. Y es que no era la lluvia quien había espantado a los rumanos. El paseíllo político, enmarcado en la crisis europea provocada por la expulsión de gitanos en Francia había llegado a oídos de la comunidad y por las calles por donde a diario circulan innumerables inmigrantes de la Europa más pobre, no se podía ver ni uno.
«Les tenemos miedo»
Ante las numerosas cámaras atraídas por la gravedad de las declaraciones, el vecino Juan José Sola, de 59 años se quejaba de que Badalona «está a punto de estallar. Si fuesen personas respetuosas no habría problemas, pero se dedican a robar». Aprovechando la tregua dada por la lluvia, la comitiva empezó el recorrido por el barrio acompañadas del concejal del PP en Badalona, Javier García Albiol. A su paso, vecinos como María del Carmen Martín, se acercaban exclamando: «les tenemos miedo», mientras los extranjeros optaban por esquivar las cámaras y miraban desde las ventanas.
Hacia las doce y media y ya bajo la lluvia, Camacho y Schmid doblaron por la calle Juan Valera rodeadas de una multitud de periodistas para ir dando por terminado el recorrido. Del otro lado de la calle, comerciantes y vecinos se asomaban a la acera y se oían algunos gritos, mientras desde una panadería se escuchaba a un señora decir «los franchutes lo han hecho bien». Y en medio del alboroto, una mujer llamada María, vestida de uniforme y con sus hijos a 2.000 kilómetros, barría minuciosamente la acera con la cabeza gacha, mientras sus enormes aretes dorados se columpiaban al ritmo de los escobazos.

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