La alianza de centroderecha del primer ministro sueco, el conservador Frederik Reinfeldt, afronta con una ventaja cómoda las elecciones legislativas que Suecia celebra hoy. Pese al repunte del bloque opositor de izquierda, los tres sondeos difundidos ayer reflejan que la distancia va de los 3 a los 6,4 puntos, un margen que le permite aún acariciar la mayoría absoluta y romper así la hegemonía socialdemócrata durante 65 de los últimos 78 años.

De repetir triunfo, Reinfeldt se convertiría en el primer jefe de Gobierno de centroderecha que sale reelegido en la historia del país. El éxito se podría redondear si el Partido Moderado (conservador) desbanca a los socialdemócratas de la posición de formación política más votada que ocupan desde hace un siglo, una incógnita que las encuestas no resuelven con claridad.

Pero más que una improbable reacción del bloque de izquierda que encabeza el Partido Socialdemócrata y su líder, Mona Sahlin, el mayor peligro para la alianza que integran conservadores, liberales, cristianodemócratas y centristas puede venir del ultraderechista Demócratas de Suecia, hasta ahora sin representación parlamentaria. Las prospecciones colocan a la derecha antiinmigrante hasta tres puntos por encima de la barrera mínima del 4%, suficiente para amenazar la mayoría absoluta de Reinfeldt, que de romperse colocaría a los fundamentalistas ante su deseado papel de árbitro de la contienda.

Tanto la izquierda como el centroderecha han reiterado su negativa a colaborar con ellos y han insinuado que, en caso de no haber mayorías absolutas, intentarían buscar pactos mediante la rotura de la disciplina de los bloques o, incluso, convocar nuevos comicios.