Merkel desmiente a Sarkozy y niega que pretenda expulsar a los gitanos

El Correo, ENRIQUE MÜLLER CORRESPONSAL, 18-09-2010

Las delicadas y no siempre pacíficas relaciones entre Angela Merkel y Nicolas Sarkozy alcanzaron ayer un elevado grado de tensión después de que el Gobierno alemán se viera obligado a desmentir públicamente las observaciones que hizo el presidente francés el jueves en Bruselas sobre una hipotética decisión de Berlín de expulsar también a los gitanos.

En medio de la amarga polémica suscitada por la política de desmantelamiento de campamentos romanís, Sarkozy reveló durante la cumbre comunitaria en la capital belga que la canciller le había dicho que tenía intenciones de hacer lo mismo en su país en las próximas semanas. «La señora Merkel me indicó su voluntad de proceder con la expulsión. Veremos en ese momento la calma que reina en la vida política germana», aseguró el mandatario galo.

Las declaraciones de inquilino del Elíseo impactaron en Berlín y el Gobierno en menos de veinticuatro horas se vio obligado a desmentir la noticia hasta en tres ocasiones. Inmediatamente después de que el avión en el que viajaba Merkel aterrizara en territorio alemán, el portavoz Steffen Seiber negó rotundamente que la dirigente democristiana hubiera hecho tales comentarios y reiteró que el tema no había sido abordado ni en la cumbre, ni tampoco en conversaciones privadas con el mandatario francés.

Difíciles relaciones

La controversia originada por Sarkozy al involucrar a los germanos en su política de expulsión de gitanos dominó también toda la jornada de ayer y muchos comentaristas se interrogaron sobre el futuro de las relaciones entre los dos mandatarios – que nunca han sido estrechas ni cordiales – y cómo puede mejorar la cooperación entre los dos países – considerada crucial para la integración comunitaria – en medio del delicado clima diplomático.

Sin esperar a una respuesta del Elíseo al primer desmentido, el ministro de Asuntos Exteriores germano, Guido Westerwelle, quien también asistió a la reunión de Bruselas, decidió involucrarse en la disputa y desde los micrófonos de la emisora pública Deutschlandfunk calificó el incidente como un «malentendido». «No ha habido ningún anuncio, porque eso estaría en contradicción con nuestro marco constitucional», señaló el ministro, quien se atrevió incluso a dirigir una velada critica a la comisaria de Justicia de la Unión, Viviane Reding, quien comparó la política de expulsión de los gitanos con la persecución que se llevo a cabo durante el régimen nazi. «Arrinconar a Francia en la misma categoría de los crímenes de la Segunda Guerra Mundial es absolutamente inaceptable e hiriente, y, presumiblemente, ha conducido a la fuerte reacción de Sarkozy», agregó.

La tercera aclaración – con París aún en silencio – llegó de boca de la propia Merkel, que hizo saber que en ningún momento había hablado con Sarkozy sobre la tema.

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