"Escandalera" entre Sarkozy y Barroso por los gitanos

El choque no 'frena' a París, que seguirá desmantelando campamentos de gitanos

El Mundo, MARÍA RAMÍREZ / Bruselas , 17-09-2010

Corresponsal

Durante una ruidosa hora que dejará tocadas las relaciones de Francia y las instituciones de la UE, Nicolas Sarkozy defendió ayer su «deber» de seguir desmantelando campamentos de gitanos en una discusión de una dureza inusual en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea por el expediente contra el Gobierno de París y el tono «extremo» con el que lo presentó el martes la comisaria de Justicia, Viviane Reding.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea presenciaron, casi en silencio, una discusión tensa que el primer ministro búlgaro definió como una «escandalera».

«Fue un intercambio muy violento, una escandalera», dijo el premier, Boyko Borisov, que es parte afectada en cuanto una mayoría de gitanos provienen de Bulgaria y Rumanía.

«Fue muy estilo Sarkozy, nada nuevo, una manera de desviar la atención del problema central», explicó una fuente europea. El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, calificó después las palabras de Sarkozy de «retórica inútil». Aunque intervinieron poco en el debate, los colegas del presidente francés se quejaron del hecho de que la comisaria mencionara la Segunda Guerra Mundial y presentara las conclusiones de su expediente sin ni siquiera haberlo terminado.

En la discusión, según fuentes comunitarias, Barroso defendía los Tratados de la UE y Sarkozy, la legislación francesa y el derecho de un Estado a intervenir para garantizar la seguridad pública.

En una rueda de prensa en tono apasionado, Sarkozy argumentó su «deber» de proteger a los franceses ante «los insultos» de la Comisión y ante los problemas de «seguridad». En una respuesta de más de 15 minutos a una sola pregunta, el presidente francés insistió en que la comparación de Reding de la expulsión de los gitanos con la entrega de judíos a la Gestapo es «una injuria, una herida, una humillación» para Francia. «No puedo dejar que insulten a mi país», repitió Sarkozy, que no tiene ninguna intención de parar los desmantelamientos de campamentos ilegales.

«Garantizar la seguridad pública en el territorio de la República francesa: no es el derecho del Gobierno francés, es su deber. Francia ha actuado y seguirá actuando en el estricto respeto de la legislación europea», anunció Sarkozy, que se dirigió a sus ciudadanos en un mensaje casi de campaña electoral.

«Rechazamos la instalación de chabolas a las puertas de nuestras ciudades… Cuando vemos las imágenes de las condiciones de vida de esas familias, sin agua, sin electricidad, no es la idea que tengo de Francia como tierra de acogida», dijo Sarkozy, que cuestionó los argumentos legales de la Comisión. «El principio de la libre circulación nunca ha significado que te puedas instalar donde quieras… Europa no puede cerrar los ojos ante la existencia de campos ilegales», dijo el presidente. «Las imágenes que hemos visto de la vida cotidiana de esos campos ilegales, ¿son dignas? Que los niños sigan viviendo en condiciones completamente insalubres, ¿qué tiene que ver con la libre circulación de personas?», prosiguió en su monólogo.

Sarkozy acusó, además, a Reding, de «mala fe» al utilizar la circular del Ministerio de Interior del 5 de agosto que ordenaba a la policía concentrarse en los gitanos cuando ya había sido «anulada». Ante la Comisión y los colegas del Consejo Europeo, el presidente insistió en que se trató de un «error» de un funcionario y que la nueva circular, que evita la distinción de los gitanos, ha sido firmada por el ministro del Interior.

El debate entre Barroso y el presidente francés se comió la agenda de una cumbre que debía reflexionar sobre el futuro de la Política Exterior, pero que varias delegaciones nacionales criticaban como «poco sustanciosa». El resto de líderes se encontraron en medio de un fuego cruzado que toca la confianza y el respeto entre las instituciones de la UE y los Estados. Nadie se atrevió a cuestionar las acciones del Gobierno francés a desmantelar campos ilegales o expulsar gitanos, porque Suecia, Alemania o incluso España también lo han hecho.

En el animado debate, la canciller alemana, Angela Merkel, intentó infundir calma para restaurar la relación institucional e insistió en el derecho de la Comisión Europea a abrir expedientes para velar por los tratados, pero, como la mayoría, se indignó por las comparaciones de Reding y por su actuación precipitada. Después del poco fructífero debate y, para salir ante el millar de reporteros que esperaban, Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, propuso recordar los deberes de cada parte, pero insistió especialmente en pedir «respeto» a Viviane Reding en una declaración que se interpreta como más favorable a la posición francesa.

OORBYT.es

>Análisis de María Ramírez sobre la polémica en la cumbre europea.

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