Los líderes de la Unión Europea evitan las críticas a Sarkozy

La Verdad, FERNANDO PESCADOR CORRESPONSAL, 17-09-2010

El presidente de la Comisión Europea, Barroso, junto con el presidente francés, Nicolas Sarkozy. :: AFP

La reunión de jefes de Estado o de Gobierno de la UE que ayer tuvo lugar en la capital comunitaria actuó como un extintor aplicado directamente a las llamas de la hoguera mediática en la que llevaban horas abrasándose Sarkozy, Barroso, Reding y unos cuantos millares de rumanos y búlgaros de etnia gitana. La cumbre enfrió los maximalismos dialécticos con los que el tema era abordado y puso a cada cual en su sitio, salvo a la comisaria Viviane Reding, luxemburguesa, cuyo futuro está muy comprometido. Hasta Zapatero se metió con ella y le pasó factura por sus descalificaciones del proyecto estrella de la presidencia española: la euroorden para los maltratadores de género.

Convocada para debatir asuntos de política exterior, el cónclave extraordinario de Bruselas terminó centrándose en un asunto – las expulsiones de gitanos de suelo francés – que jamás debería haber escalado los contrafuertes del Olimpo europeo si los actores en escena, comunitarios o nacionales, hubieran tenido la lengua quieta y el ánimo sereno. Europa, en realidad, dio ayer una muy pobre imagen de sí misma, con sus líderes hablando de un problema multisecular aún irresoluto, el de las poblaciones nómadas, en esta era de la globalización.

Formalmente, la cumbre avaló un consenso unánime de sus líderes, que consta de cuatro postulados: primero, que Francia tiene derecho a ejercer el Derecho nacional en su territorio en la salvaguardia de su seguridad; segundo, que la Comisión europea tiene el derecho y el deber de salvaguardar y hacer cumplir el Derecho europeo; tercero, que las relaciones entre los estados miembros y las instituciones comunitarias deben basarse en el respeto mutuo; y cuarto, que Europa tiene que promover una política efectiva de integración de minorías étnicas desarraigadas.

Se trata de cuatro obviedades para cuya convalidación no hacía falta reunir a los veintisiete jefes de Estado o de Gobierno de la UE. Barroso y Sarkozy tuvieron un fuerte encontronazo dialéctico. El primer ministro búlgaro, Boiko Borissoy, lo calificó de «muy violento» ante los periodistas. Otras fuentes, más diplomáticas, prefirieron dejarlo reducido a la condición de «intenso». En su conferencia, Sarkozy negó el enfrentamiento y dijo haber mantenido la calma en todo momento.

El presidente francés, que continuó considerando «inaceptables» las similitudes establecidas por la comisaria de estas expulsiones de gitanos con los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, desgranó ante el Consejo europeo los resultados de la política de desmantelamiento de asentamientos ilegales desde inicios de agosto. Dijo que han afectado ya a medio millar de ellos, y que los ocupaban 100.400 personas. La inmensa mayoría de la gente desplazada, del orden del 80%, es de nacionalidad francesa.

Contra los «chabolarios»

Los asentamientos ocupados por personas de origen rumano o búlgaro – de éstos una minoría – son 99 y 3.450 las personas que estaban instaladas en ellos. «Vamos a seguir con esa política. La República Francesa no va a tolerar la instalación de poblados de chabolas en la periferia de sus ciudades. No son dignos ni de ellas, ni de quienes los ocupan».

En otro momento, Sarkozy dijo no comprender cómo se confunde libre circulación con que haya personas que se «instalen en terrenos que no son suyos y que no están previstos para esos usos, creando condiciones de insalubridad e inseguridad insoportables». Insistió en que estas actuaciones han sido respaldadas por decisiones judiciales. Aseguró que la polémica circular del 5 de agosto, en la que personal de la Gendarmería priorizaba las actuaciones contra los campamentos gitanos, «había sido un error y, consecuentemente, invalidada».

El Consejo se declaró a la espera de la investigación que la Comisión lleva a cabo para dilucidar si Francia ha respetado el derecho comunitario. De ella dependerá la instrucción del procedimiento de infracción anunciado por la comisaria Viviane Reding, que ahora parece muy improbable. La comisaria aparece como la gran perdedora. Los apoyos que ha recibido tienen carácter meramente institucional y lo que verdaderamente emerge de la crisis es que ha sido muy imprudente.

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