José Luis Rodríguez Zapatero no desaprovechó ayer la oportunidad que las circunstancias le brindaban para pasar factura a la comisaria Reding por su labor de zapa en la aprobación del proyecto legislativo ‘estrella’ de la presidencia española, la euroorden contra el maltrato de género. El junio pasado, la comisaria y el ministro Caamaño polemizaron en público, algo inaudito, sobre este tema y los planes de Madrid, sin el apoyo comunitario, quedaron prendidos de la nada. «Se trata de una comisaria que en el pasado ha tenido declaraciones muy desafortunadas sobre España y otros países. El presidente Barroso sabe bien que las relaciones en la UE tienen que estar fundadas en el respeto mutuo», dijo.

El presidente español consideró asimismo «un problema importante» el tema de los asentamientos ilegales, pero eludió entrar a enjuiciar el caso francés, declarándose a la espera de las investigaciones emprendidas por la Comisión.

El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, tampoco quiso mojarse en el conflicto de los gitanos, Tras señalar que no conocía en profundidad «todos los extremos ni todas las razones» de las expulsiones, se limitó a señalar que respeta la decisión del Gobierno francés, que cuenta con el respaldo de la mayoría, pero abogó por una política europea «común» en cuanto a inmigración.