El reto de la inmigración | La minoría discriminada

Los parias de Europa

Los gitanos arrastran una larga historia de marginación y persecuciones.

El Periodico, 17-09-2010

Los gitanos llevan más de mil años en Europa, y decir que su encaje nunca ha sido fácil sería un eufemismo. La suya es una historia de incomprensión y desprecio por su modo de vida, discriminación, marginación y pobreza, y no solo eso: convertidos cíclicamente en chivos expiatorios, las cifras de las persecuciones que han sufrido a lo largo de los siglos son estremecedoras.

Con una población de entre 10 y 12 millones de personas, los gitanos son la mayor minoría étnica de Europa y están presentes en los 27 estados de la UE. El 80% de los gitanos del mundo residen en Europa (entre 600.000 y 800.000 en España), y la mayoría son ciudadanos comunitarios. Pero, como admite la Comisión Europea, «su situación se caracteriza por una constante discriminación y exclusión social. Los gitanos están expuestos a factores negativos como la pobreza, el desempleo, los estereotipos y los prejuicios». A uno de cada cuatro europeos (el 24%) le incomodaría tener un vecino gitano. La cifra cuadruplica el rechazo a las minorías étnicas en general.

LA HISTORIA
Perseguidos desde siempre

Poco se sabe de la llegada de los gitanos a Europa, aunque parece situarse en el siglo X, procedentes de la India y probablemente huyendo ya de una invasión. En el siglo XV están presentes en todo el continente, e inmediatamente se suceden las leyes contra su modo de vida – sedentarizaciones forzadas – , la esclavitud – vigente en Rumanía hasta 1864 – , las expulsiones y las persecuciones.

Baste como ejemplos recordar a los skopici, gitanos rumanos que, como explica el escritor Joaquín Albaicín, «eran brutalmente castrados para que sirvieran de cocheros a las damas de alcurnia sin riesgo para los maridos», y la Gran Redada o Prisión General de Gitanos en España, en 1749, con el objetivo declarado de «extinguirlos, si es posible en una generación». Eran arrestados y separados en dos grupos: los varones mayores de 7 años, destinados a trabajos forzados en los arsenales de la Marina, y las mujeres y los menores, llevados a cárceles o fábricas. El indulto no llegó hasta 1763, y en 1783 aún quedaban gitanos presos.

Como en el caso de los judíos, todo este caldo de cultivo alimentado durante siglos alcanza el paroxismo con los campos de exterminio nazis, donde murieron al menos medio millón de gitanos.

EUROPA DEL ESTE
Los perdedores de la democratización

El centro y el este de Europa concentran las principales poblaciones gitanas. Bajo los regímenes comunistas sufrieron políticas de asimilación, y hay denuncias de esterilización de mujeres – algunas más recientes – en Checoslovaquia y Hungría. Pero tras la caída del telón de acero las cosas no han ido mejor. Golpeados por la crisis económica que siguió al desmantelamiento del sistema comunista, sin sitio en los nuevos mercados laborales, perseguidos en los episodios de limpieza étnica de la guerra de los Balcanes y, ahora, hostigados por la pujante ultraderecha, los gitanos figuran entre los perdedores del proceso de democratización e integración europea de la región.

Según el Banco Mundial, su mortalidad infantil dobla la media de la región, y su esperanza de vida queda 15 años por debajo. El índice de pobreza de los gitanos en Hungría, Rumanía y Bulgaria supera el 50%, y el paro alcanza el 80%. En Bulgaria, donde hay 800.000 gitanos (el 9% de la población), los que viven en guetos han pasado de ser menos de la mitad al 78%. En Hungría viven 600.000 (un 6% del censo), y el 40% de los niños van a clases segregadas. En la República Checa (150.000, el 2%), hay niños gitanos en escuelas para discapacitados mentales. En Rumanía, donde son dos millones (poco menos del 10%), el porcentaje de gitanos con formación escolar ha bajado al 18% con respecto al 26% de los años 80. El 60% de los hogares gitanos rumanos viven con menos del salario mínimo (150 euros), aunque también es cierto que a los payos no les va mucho mejor.

LA ULTRADERECHA
Violencia antigitana sin complejos

El impacto de las leyes antidiscriminatorias aprobadas en estos países ha sido muy escaso, y la fractura social es profunda: la mitad de los payos rumanos consideran a sus compatriotas gitanos una vergüenza nacional. Así las cosas, la extrema derecha se pone las botas y la violencia antigitana se extiende cada vez con menos complejos. En Hungría, mientras los paramilitares nazis de la Garda Magiar incendian viviendas gitanas y disparan a los que salen de ellas, el partido afín Jobbik ha irrumpido en la Eurocámara clamando contra la «epidemia de delincuencia gitana».

EXPULSIONES POLÉMICAS
Berlusconi, el pionero

El descalabro económico del poscomunismo y la guerra de los Balcanes desataron una nueva oleada migratoria hacia el oeste. A su vez, la crisis de la Europa próspera ha fomentado que el discurso populista que vincula colectivamente a los gitanos con la inseguridad ciudadana, tradicional de la ultraderecha, se extienda a algunos gobiernos. Antes de la polémica en Francia, en el 2007 Italia ya se lanzó a desmantelar campamentos, a tomarles las huellas y a expulsarles por razones de «seguridad pública».

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