REPORTAJE

Ángeles en el diluvio

Alicante homenajea a las tres personas que rescataron a una mujer arrastrada por las lluvias torrenciales en junio pasado

El País, EZEQUIEL MOLTÓ, 16-09-2010

Su coraje, generosidad y valentía salvó la vida de Mónica Conejero, una vecina de Alicante, arrastrada por la riada del pasado 15 de junio en la avenida de Jijona. Emilio Fernández y José Antonio Gómez, dos conductores de autobús, y Francisco Tuanama, un inmigrante peruano, fueron decisivos para salvar la vida de esta mujer que cuando se disponía a cruzar la calle fue arrastrada por la corriente.

José Antonio y Emilio conducían su autobús, cuando se vieron sorprendidos por una fuerte tromba de agua. Ese día, y a esa hora, cayeron 60 litros de agua por metro cuadrado en menos de una hora. El tráfico se tornó imposible. Emilio paró el autobús al comprobar lo peligrosa que era la circulación, y José Antonio estaba estacionado en la parada frente al colegio cuando observó a una mujer que fue arrastrada por la corriente. Francisco Tuanama estaba con su mujer esperando el bus, cuando vio a la mujer en el suelo, arrastrada por la corriente, no se lo pensó dos veces y se lanzó al rescate. “No sé dónde saqué las fuerzas para agarrarla para que no se metiera abajo del bus, Dios me ayudó”, confesó ayer emocionado este inmigrante peruano que lleva diez años en España, y que debido a la crisis y a problemas de salud familiares se quedó sin trabajo en 2008. “El chófer bajó a ayudarme, y también un marroquí que pasó por allí, entre todos la salvamos, fue impresionante”, admite uno de los héroes de esta historia.

“No hay que ser temerarios, si no lo llegamos a hacer no sé lo que hubiera pasado”, admite Emilio, uno de los conductores de Subus. “Fue todo muy rápido, en cuestión de segundos, no te da tiempo ni a pensar”, agrega José Antonio.

Ayer el Ayuntamiento de Alicante quiso bridar un “sencillo y merecido” homenaje, en palabras de la alcaldesa, Sonia Castedo, a estos héroes que actuaron “sin miedo y poniendo en riesgo su vida”. En el Salón Azul del consistorio se les entregó ayer a los tres héroes sus respectivas placas conmemorativas. La ausente fue la rescatada, Mónica Conejero. Estaba previsto que acudiera pero por cuestiones laborales al final no pudo estar presente en el homenaje.

El inmigrante salvador ayer estaba desconcertado al ver tantos medios de comunicación y ser el foco de atención. Francisco Tuanama llegó hace diez años, trabajaba como albañil y dejó el trabajo hace dos años cuando trajo a su mujer a España, aquejada de un cáncer de útero, para atenderla. Ahora ella se ha recuperado, pero él lleva dos años sin trabajar. “Pienso volver a mi país, aquí no hago nada”, decía ayer resignado, aunque no se arrepiente de lo que hizo ante aquella riada. “Lo haría una y mil veces, lo sé”, asegura.

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