España

«Ronco» y «Pollo» llevaban unos tres años refugiados en Valencia

Caen dos sicarios vinculados con 200 asesinatos y secuestros para los cárteles de la droga en Colombia

ABC, CRUZ MORCILLO / MADRID, 15-09-2010

Son los dos asesinos a sueldo de los cárteles más peligrosos detenidos en nuestro país, por su historial criminal y por su variedad delictiva. Perseguidos en Colombia donde la Policía ofrecía 250 millones de pesos por uno de ellos, se habían asentado en Valencia y allí se presume que seguían con su actividad, aunque no se les ha podido imputar ningún delito concreto. Eran jefes de dos “oficinas de cobros” al servicio de los narcos para zanjar sus deudas por cualquier medio. La tortura, el secuestro, la extorsión y el asesinato forman parte de su ideario y sus métodos habituales; se les relaciona con la friolera de 200 asesinatos en su país, crímenes crueles que marcaban para que no hubiera duda de la autoría.
Mauricio Alberto González Sepúlveda, alias “Ronco”, uno de los 41 criminales más buscados en su país, pertenecía al cártel de Envigado y fue uno de los líderes del “Bloque Héroes de Granada” de las “Autodefensas Unidas de Colombia”, un grupo terrorista paramilitar de extrema derecha que sembró el terror con sus asesinatos (utilizaban motosierras para descuartizar a sus víctimas) y que se financiaban en el 70 por ciento con el narcotráfico. En 2003 se firmaron acuerdos de desmovilización para dejar las armas, pero “Ronco” no cumplió y siguió como jefe de la “oficina de cobros” “La Unión” hasta anteayer cuando la Policía le detuvo en un chalé de la localidad valenciana de La Eliana. El cuarentó vivía allí a la vista de todo el mundo, rodeado de mujeres y con documentación falsa. Con esos papeles se había casado de forma fraudulenta con una española para conseguir el permiso de residencia y la nacionalidad. Para evitar que lo encontraran, daba datos manipulados de empadronamiento.
Henry Norberto Valdés Marín, alias “Pollo” no le iba a la zaga. Era el cabecilla de la “oficina de cobros” de “Las Tres Puntillas” o “La Negra”, que por ambos nombres se la conoce, vinculada al cártel del Norte del Valle. Sus métodos son peculiarmente sanguinarios y dispone de una plantilla de asesinos a sueldo que se mueven por ocho países para escarmentar a quien los narcos ordenen. Los chicos de “La Negra” ataban y amordazaban a las víctimas, les encintaban la cabeza y luego las asesinaban, clavándoles tres puntillas en la cabeza para marcar su territorio y hacer alarde de poder. Se les imputan casi dos centenares de asesinatos, entre ellos el del futbolista Albeiro “El Palomo” Usuriaga para el que enviaron a un chico de 15 años, o los de dos agentes de inteligencia, así como el de una mujer a la que metieron en una maleta y la dejaron junto al zoológico de Cali.
“Pollo” está en silla de ruedas por los tres disparos que le descerrajaron en Colombia y se había cambiado las huellas dactilares no se sabe si injertándose piel para no ser identificado. Ha sido detenido en su casa de Valencia capital.
Hace tres meses la Policía colombiana pidió ayuda a la Udyco Central de la Policía española ante la sospecha de que ambos sicarios se habían ocultado aquí y aunque no se relacionaban entre sí es más que probable que se conocieran. Los agentes tenían razón: habían elegido Valencia donde llevaban un nivel de vida “medio-alto”, según explicó el comisario jefe de la Brigada de Crimen Organizado, Andrés Diéguez, “sin que se les conociera oficio ni actividad”. O recibían dinero de sus secuaces o ya habían montado sucursal de cobros aquí, como parece inferirse. Se les ha investigado en relación con varios ajustes de cuentas en España pero no se han hallado pruebas. Eran dos de los más buscados; no los únicos. Los agentes ya trabajan en otra decena de sicarios con altos puestos en el escalafón criminal.

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