JUAN MANUEL BELLVER / París
Corresponsal
«Hemos recibido con sorpresa las
declaraciones de lac omisaria europea
de Justicia, Viviane Reding.
No creemos que este tipo de gestos
ayuden a mejorar la situación y el
destino de los gitanos rumanos,
que son el centro de nuestras preocupaciones
y de nuestros pactos»,
declaró ayer el portavoz delMinisterio
de Asuntos Exteriores francés,
Bernard Valero.
Con esta lacónica respuesta oficial,
que elude cualquier enfrentamiento
con Bruselas, el Gobierno
de Sarkozy dejó zanjado momentáneamente
el asunto más caliente
del día: la amenaza por parte de la
Comisión de iniciar un procedimiento
de infracción contra Francia
–que podría conducir a este país
ante la Corte Suprema de Luxemburgo
por infringir la
legislación europea sobre la libre
circulación de ciudadanos comunitarios–
por la expulsión de los gitanos
rumanos.
«¡La actitud francesa es una vergüenza!
», saltó ayer por la mañana
la señora Reding. Ante una acusación
tan grave por parte de un alto
funcionario de la Comisión, no dejó
de sorprender la tibieza gala.
«No es momento para la polémica
ni para declaraciones de este tipo»,
añadía Valero. «Es hora de trabajar
a favor de la población gitana. Con
este espíritu y este objetivo estamos
colaborando estrechamente con las
autoridades de Bucarest y, junto a
nuestros homólogos rumanos, vamos
a extender esta colaboración a
la Comisión Europea». Bonitas palabras
que al partido de la oposición
le sonaron un tanto huecas o
incluso a chufla.
Entrevistada en el telediario de
la noche, la primera secretaria del
Partido Socialista y posible candidata
presidencial, Martine Aubry
no se andó en cambio por las ramas.
«El Gobierno y el Elíseo
mienten constantemente sobre todos
los temas, desde las medidas
contra los gitanos rumanos hasta
las informaciones publicadas sobre
el affaireWoerth-Bettencourt. Cada
vez se ve más claro que esto no
funciona. Nos cuentan cualquier
cosa y, al día siguiente descubrimos
que no es verdad. Se trata de
un grave problema de credibilidad…
A mí, personalmente, me
duele ver a nuestro país tan estropeado,
ver cómo el Papa, Naciones
Unidas o la Comisión Europea nos
regañan. El Gobierno dice que ha
sido un malentendido… ¡pero ya
dura seis semanas!»
El citado malentendido consistió
en que el Ejecutivo francés emitió,
el pasado 5 de agosto, un comunicado
a todas las precepturas del
país sobre el desmantelamiento de
campamentos en el que señalaba
que los gitanos eran el objetivo
prioritario de esta campaña. Filtrado
el pasado fin de semana por la
web Le Canard Social, el documento
fue redactado de nuevo eliminando
esta especificación xenófoba,
firmado por el mismísimo
ministro del Interior, Brice Hortefeux,
y difundido el lunes para tratar
de salvar la cara de su compañero
de Inmigración, Eric Besson.
Besson, presente ayer en Bruselas
en una reunión con otros ministros
comunitarios, volvió a insistir
en que él no sabía nada de uno
u otro comunicado «puesto que no
son de mi competencia». A todo
esto Sarkozy no se pronunció al
respecto y tiró balones fuera anunciando
casualmente ayer medidas
populistas como si ya estuviera en
campaña.
Desplazado al Marne, el jefe del
Estado reveló una iniciativa que
permitirá a los franceses que no
tienen vivienda conseguir una: créditos
financiados por el Estado con
interés cero para todos los franceses
que quieran comprar su primera
vivienda. «Queremos que Francia
pase a ser un país de propietarios
y del 58% actual subamos al