El refugio del crimen organizado

Las Provincias, J. MARTÍNEZ/ J. C. MARTÍNEZ sucesos@lasprovincias.es | VALENCIA/ALICANTE., 15-09-2010

La detención de los dos sicarios colombianos en L¡Eliana y Valencia pone de manifiesto que las características urbanísticas de la Comunitat Valenciana, con grandes urbanizaciones habitadas fundamentalmente por extranjeros, ofrecen a los delincuentes internacionales el anonimato y refugio ideal que buscan para pasar desapercibidos. La Costa Blanca se ha consolidado como uno de los escondites preferidos por los malhechores europeos que huyen de sus países para eludir largas penas de prisión.

Así lo demuestran las cifras de detenciones practicadas durante los últimos cinco años, período en el que 150 fugitivos, al menos, fueron apresados en las provincias de Alicante y Valencia. Algunos de ellos están considerados muy peligrosos. En sólo cuatro días del pasado mes de junio, la Policía Nacional de Alicante capturó a tres prófugos buscados por Alemania, República Checa y Ucrania.

El primero de los detenidos, un joven alemán de 26 años, era buscado por varios robos donde causó lesiones graves a sus víctimas. El atracador huyó a España para evadir una pena de diez años de cárcel, pero fue apresado cuando llegó en tren a la estación de Alicante.

El prófugo de nacionalidad checa, que tiene 49 años y estaba reclamado por un delito de impago de prestaciones económicas, fue arrestado en Sant Joan d’Alacant. Y la detención del tercer fugitivo se produjo cuando salía de su domicilio en la localidad de Finestrat. La policía de Ucrania buscaba a este hombre de 42 años por varios delitos de lesiones y amenazas penados con siete años de prisión.

Una vida muy discreta

La Policía Nacional y la Guardia Civil sospechan que en la Comunitat Valenciana hay afincados otros muchos delincuentes con causas pendientes en sus países. Estos malhechores se caracterizan, en la mayoría de los casos, por llevar una vida muy discreta. «Se mezclan entre la comunidad extranjera de una urbanización para llamar lo menos posible la atención», asevera un policía de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco).

Representa, por tanto, una absoluta excepción el arresto del narcotraficante Francisco Javier Martínez Sanmillán, que residía en una mansión rodeado de lujo en Pedreguer. Apodado ‘El Franky’, llevaba huido 14 años y fingía ser piloto de aviones. Para eludir la acción policial, contrató incluso los servicios de un cirujano que le cambió el rostro y alteró sus huellas dactilares

Ni siquiera esto le valió para no ser encontrado. Francisco Javier Martínez, lugarteniente de los clanes gallegos de los Oubiña y los Charlines, fue apresado en agosto de 2006 tras ser descubierto por el Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional.

El caso de ‘El Franky’ ni mucho menos se puede calificar de común. Lo habitual es que los delincuentes se esfuercen por pasar inadvertidos. Por ello, eligen para afincarse municipios ubicados en la costa o en el interior de la zona norte de la provincia de Alicante, es decir, con gran trasiego de turistas y con un mayor índice de población extranjera.

Para estos fugitivos resulta incluso fácil entrar en España con documentación falsa y camuflados entre los millones de turistas que cada año visitan nuestro país. «La mayoría de los prófugos no continúan con las actividades delictivas que les obligaron a huir», afirma el agente de la Udyco.

La costa de Orihuela, Torrevieja, Alicante, Calpe, Altea, Benissa, Orba y Benidorm sobresalen en cuanto a localidades con una cifra más elevada de intervenciones, ya sean del Grupo de Localización de Fugitivos del Cuerpo Nacional de Policía, con base en Madrid, o de los investigadores de la Comisaría Provincial y la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante.

Una larga lista

Criminales de la guerra de Bosnia, mafiosos italianos, terroristas rusos, pederastas europeos, sicarios colombianos, estafadores polacos, atracadores franceses, narcotraficantes británicos, proxenetas rumanos y hasta un torturador de la dictadura argentina. La lista es muy larga. Demasiado.

Jorge Alberto Soza era un argentino encantador, según los vecinos de Carcaixent, que abrió primero una floristería y después regentó un establecimiento especializado en fiestas infantiles. Tras vivir seis años en Carcaixent se trasladó a Ontinyent, donde pretendía poner en marcha otro negocio.

En esta última localidad tampoco sospechaba nadie acerca del oscuro pasado que Soza había enterrado en su país. El fugitivo estaba reclamado por 18 delitos de secuestro y torturas en su época de subcomisario de la Policía Federal durante la dictadura argentina. El prófugo fue arrestado por la Policía Nacional en julio del año pasado cuando se dirigía a visitar a su hijo, residente también en Ontinyent.

El serbio Veselin Vlahovic, acusado de genocidio por más de un centenar de asesinatos, violaciones y torturas de mujeres y niños durante la guerra en Bosnia, es otro de los criminales arrestados en la Comunitat. Vlahovic, conocido como el ‘monstruo de Grbavica’, fue detenido en febrero de este año en Altea en el marco de una operación contra una banda de delincuentes de Europa del Este. La investigación policial se inició tras varios robos con el método del butrón en casas y establecimientos de la provincia de Alicante.

Los delitos sexuales, aunque de forma moderada, despuntan sobre el resto como desencadenantes de este tipo de investigaciones para localizar a fugitivos. Dentro de la lista de sujetos más peligrosos figura un delincuente ruso que fue detenido en febrero de 2007 en Alicante. La acusación que argumentaba la orden internacional de captura era una conspiración para el asesinato de un funcionario de Justicia, aunque también se le vincula con terroristas del Cáucaso.

La Policía Nacional arrestó ese mismo año en Orihuela a otro prófugo que huyó de Estonia tras perpetrar presuntamente un doble crimen. Todos estos malhechores tenían pendientes órdenes internacionales de búsqueda y captura.

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