El imán de la ´zona cero´ abre la puerta a un cambio de ubicación

Dice que "todo está sobre la mesa", pero elogia la elección del bajo Manhattan

La Vanguardia, , 14-09-2010

FRANCESC PEIRÓN – Nueva York. Corresponsal

Rauf niega que el lugar previsto sea “terreno sagrado” porque no se hallaron cadáveres del 11-S
Feisal Abdul Rauf se ha convertido en una figura popular en Nueva York. Es el imán que está detrás del centro islámico que se prevé construir cerca de la zona cero,un plan que ha encendido pasiones encontradas a ras de suelo en la ciudad de los rascacielos. Ayer dejó abierta la puerta a una suspensión temporal de la iniciativa e incluso a un cambio de ubicación. Sin embargo, defendió “categóricamente” la elección del emplazamiento y calificó de “falso” el calificativo de “terreno sagrado” que algunos dan a ese lugar porque, aseguran, allí se hallaron cadáveres.

Casi al 50%. Unos le ven como el maligno, por no respetar la memoria de los muertos en los atentados del 11-S, o como un infiltrado del terror fundamentalista. Otros le apoyan al considerar que defiende el mensaje de la concordia y del diálogo.

Rauf arrancó su comparecencia ante el Council on Foreign Relations, en la zona alta del este de Manhattan, reafirmando su compromiso como estadounidense y musulmán moderado. Hace poco que ha regresado de un viaje por Oriente Medio sufragado por el departamento de Estado. Recordó la emoción que sintió al ver la estatua de la Libertad en diciembre de 1967, a tan solo tres días de aquellas sus primeras navidades en su nuevo hogar. “Mantengo el respeto a la Constitución igual que cuando la juré en 1979”, dijo. Se declaró seguidor del equipo de fútbol americano de los Giants y citó a su sobrino, que se alistó en el ejército de EE. UU. “¡Mi sobrino!”, exclamó con sentimiento.

“Todo está sobre la mesa”, sostuvo respecto al discutido proyecto cuya onda expansiva se ha extendido por el país. Algunos interpretaron está afirmación como un paso atrás o, cuando menos, la aceptación de que todavía se está a tiempo para buscar otra ubicación de la denominada al inicio Casa Córdoba y luego proyecto Park 51, por el lugar elegido para su construcción. “Nos hemos concentrado en la solución, estamos explorando opciones y buscamos una salida que, si Dios quiere, diluirá esta crisis. Ese es mi compromiso”.

Su comentario quedó en el aire, sin más especificaciones salvo el reconocimiento de que una de esas opciones – tal vez la única-pasa por “dormir” la iniciativa hasta que las emociones se calmen. No debe olvidarse que el imán no controla la localización del centro. Eso corresponde al promotor, Sharif el Gamal, quien cree que el traslado no dejará satisfechos a los críticos, y podría encender la chispa del odio de los extremistas.

“Nuestros asesores han estado mirando cada opción, incluso la de la demora”, contestó Rauf. De facto, esa pausa antifuror resulta inevitable y viene dictada por el proceso constructivo.

Todavía se han de elaborar los planos del proyecto y se ha de conseguir la financiación para el mismo, que asciende, según las primeros cálculos, a cien millones de dólares. Esto incluye, entre otros, programas para el diálogo entre las diferentes religiones. Los vecinos a favor de este plan apelan a potenciar estas iniciativas de interrelación y que se incorporen espacios para el culto de otros credos, no sólo el de los musulmanes. Esta idea ya la sugirió Rauf en un artículo que publicó la pasada semana en The New York Times,en vísperas de la conmemoración del noveno aniversario del 11-S, el de la división y las discusiones entre neoyorquinos.

El imán insistió en que, de intuir la dimensión que ha alcanzado el asunto, jamás se habría ideado de esta manera y en ese enclave. Pero esto no impidió que hiciera una cerrada defensa de la elección del lugar, a dos manzanas del World Trade Center. “Estos días me han preguntado – remarcó-si realmente necesitamos un centro islámico en el bajo Manhattan, si merecía la pena esta tormenta de fuego. La respuesta, categórica, es sí”.

Y se explicó: “Este centro será un lugar para que las religiones logren el respeto mutuo”. Además de que, en su opinión, se precisa de una plataforma “donde la voz de los musulmanes moderados se pueda amplificar y esta es una oportunidad, un megáfono que hemos de capitalizar”. Aún añadió que “el mundo está observando qué hacemos aquí”. En su argumentación no faltó su rechazo hacia “aquellos que utilizan esta crisis para su ganancia política o por la fama”.

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