El pastor apaga la mecha

La Verdad, EDER PÉREZ GARAY, 12-09-2010

Jones, rodeado de periodistas a su llegada a Nueva York. :: AP

El pastor Terry Jones es, por encima de todo, un hombre polivalente capaz de poner en jaque a medio mundo, dirigir una congregación religiosa de 50 fieles y hacer fortuna vendiendo muebles de segunda mano. Es, también, reflejo de lo peor y lo mejor de Estados Unidos: el extremismo más ultramontano – residual aunque estentóreo – y la noción de la libertad casi absoluta.

Aunque comparte nombre y apellido con un famoso comediante galés, el semblante adusto y amenazante del Terry Jones de Gainesville (Florida) no se presta a la caricaturización humorística. Ostenta, enfundada en la cintura, una pistola de calibre 40 con que disuadir las más de cien amenazas que dice haber recibido, todas desde que anunciara a mediados de julio el ‘Día internacional de la quema del Corán’ – finalmente frustrada – .

La condena del islam y la homosexualidad constituyen los pilares mejor conocidos de la doctrina del centro Dove World Outreach (Paloma de alcance mundial), sito en el norte del ‘Estado Soleado’. La ciudad de Gainesville, de apenas 115.000 habitantes, se ha echado a las calles y a otros templos para implorar al pastor que no mancille el nombre del lugar, tomado por furgones de televisión y periodistas llegados de todo el mundo. El periódico local se sumó al rechazo invocando los principios fundacionales de la nación y su pasado como refugio de los perseguidos religiosos.

Pero Jones, imbuido de sus derechos, ha reivindicado otro jalón del constitucionalismo estadounidense: la primera enmienda, garante desde 1791 del derecho a la libertad de expresión, de prensa, religiosa o de reunión con márgenes mucho más generosos que en Europa. En cuantas ocasiones el Tribunal Supremo se ha pronunciado al respecto, ha fallado inequívocamente a favor de la disposición, de modo que la quema de la bandera nacional o la Biblia es perfectamente legal.

Homofobia

Protegidos por la legislación, Jones y su esposa Sylvia han convertido el jardín de su parroquia en un mosaico de pancartas y efigies de toda laya, incluido el busto de un musulmán que ahorca a un cristiano. El líder religioso solo aceptó retirar la alusión a Craig Lowe – un funcionario gay que quiso postularse a alcalde – de una consigna homófoba, sabedor de que la significación política podría costarle la exención fiscal de la que disfruta la iglesia.

Por lo demás, el pastor se ha significado por la palmaria nitidez de sus mensajes: «El aborto es un asesinato y la homosexualidad, un pecado. Debemos llamar a estas cosas por su nombre y llevar al mundo el mensaje verdadero: Jesús es el camino, la verdad y la vida. Cualquier credo que no profese esta verdad es el Diablo», defiende ante sus correligionarios.

Jones y su esposa asumieron el timón de la congregación en 1996, una década después de su fundación con fines caritativos. El pastor, sedicente doctor sin serlo, vivió hasta 2008 a caballo entre Estados Unidos y Alemania, donde desarrolló una prolija labor evangelizadora, si bien su parroquia no está adscrita a ninguna doctrina cristiana, que abandonó ante la migración masiva de la población turca al lugar».

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