La islamofobia quiebra el 11-S

La Verdad, MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL, 12-09-2010

Obama se funde en un emotivo abrazo con un familiar de una víctima del 11 – S durante el acto conmemorativo celebrado ayer en el cementerio de Arlington. :: EFE

Las sirenas de la Policía y el estruendo de los helicópteros rompieron ayer el silencio del amanecer en la Gran Manzana. La mayoría de los que despertaron abruptamente con el corazón encogido y la memoria de las Torres Gemelas ardiendo se asomaron a la ventana en busca de esa columna de humo y no se quedaron tranquilos hasta que encendieron los televisores. Nada dramático había ocurrido, pero la tensión se cortaba a cuchillo. El vicepresidente Joe Biden había aterrizado cerca de la Zona Cero, los manifestantes a favor y en contra de la mezquita se apostaban en las inmediaciones, la Policía fuertemente armada custodiaba el área, los perros olfateaban a los pasajeros en el metro.

El noveno aniversario del 11 – S parecía destinado a pasar sin pena ni gloria hasta que la islamofobia truncó la memoria de los 3.000 muertos que dejasen los atentados, muchos de ellos convertidos en polvo bajo las ruinas. La expansión de una mezquita moderada, que se ha alojado en el Bajo Manhattan durante décadas, a un edificio a dos manzanas de la Zona Cero prendió la chispa de muchas personas que casi una década después ven a todos los musulmanes como sus enemigos. Por el camino, oportunistas como el reverendo Terry Jones, que hace un año ya vendía camisetas con la leyenda ‘El islam es malévolo’, encontraron en este río revuelto un pedestal para sus 15 minutos de fama.

Jones afirmó ayer, por fin categóricamente, que nunca cumplirá su amenaza de quemar el Corán. El reverendo de Gainsville (Florida) se comparó con el profeta Abraham al que Dios le pidió «que hiciera algo loco» como sacrificar a su hijo pero detuvo su mano en el último momento. «Nosotros también fuimos obedientes, ahora Dios nos está diciendo que paremos, esto ha abierto la puerta para hablar con el imán (de la mezquita de la Zona Cero Feisal Abdul Rauf) porque tenemos un base en común: la mayoría de los estadounidenses no quiere una mezquita cerca de la Zona Cero y la mayoría de los musulmanes no quiere que quememos el Corán».

Jones, que no tenía cita alguna, decía esto en los estudios de la NBC, donde todavía disfrutaba de la atención pública, satisfecho de haber cumplido su misión divina. «Cuando empezamos esto una de nuestras intenciones era mostrar al mundo que hay elementos del islam que son muy radicales, y creo que definitivamente hemos cumplido esa misión, porque a pesar de que no hemos quemado ni un solo Corán hemos recibido más de cien amenazas de muerte que siempre pesarán sobre nosotros».

No hacía falta provocar la ira de todos los musulmanes para demostrar que en su mundo hay extremistas. Cualquier familiar de las víctimas del 11 – S que ayer escuchaba la tradicional lectura de sus nombres en la tumba de las Torres Gemelas podía dar fe de semejante brutalidad.

El reverendo había dejado atrás en su Iglesia de la Paloma de Alcance Mundial un nuevo centro de peregrinación al que seguían llegando fanáticos de todo el país con las causas más variopintas, como un ex marine vestido de camuflaje que ondeaba una bandera estadounidense frente a las cámaras mientras demandaba una disculpa de los musulmanes por el atentado de 1983 contra un destacamento en Beirut.

Jones prefirió montarse en un avión rumbo a Nueva York con la esperanza de que le recibiera el imán Rauf, pero quien le esperaba a pie de avión era la policía. «Hemos tenido una extensa conversación con él», admitió el comisionado de Policía Ray Kelly. «Le hemos dejado claro que le pisaremos los talones y sabremos dónde está en todo momento».

Su presencia entre los muchos radicales del país que se concentraron ayer en Nueva York este 11 – S era testimonio de que el tiempo, las guerras y el renacer de la extrema derecha, incapaz de aceptar a un presidente negro, han logrado lo que los terroristas no pudieron, enfrentar a los estadounidenses unos contra otros. «Hace nueve años esos atentados nos mostraron la peor cara de nuestros enemigos y la mejor de nuestro país», dijo Laura Bush, evocando la compasión y la unión con la que reaccionó su pueblo. Lo sabía bien, porque ella estaba entonces en la Casa Blanca cuando su marido repitió hasta la saciedad que no estaban en guerra contra el islam sino contra los terroristas.

Acto conjunto

La ex primera dama salió de su retiro para acompañar a Michelle Obama en un acto conjunto en conmemoración de las 40 víctimas del vuelo 93 de United Airlines que en lugar de la Casa Blanca se estrelló en Shanksville (Pensilvania) gracias a la heroicidad mostrada por sus pasajeros.

Barack Obama se quedó en la ceremonia del Pentágono para no exaltar más los ánimos en la Zona Cero, donde le representó el vicepresidente y su esposa. «En este día recordamos nuestros momentos más oscuros y convocamos nuestro sentido de unidad y propósito común», exhortó el presidente en su mensaje radial al país. «Si hay alguna lección que extraer de este aniversario es que somos una sola nación, un solo pueblo, unido no por el duelo sino por los ideales comunes». Esos valores de igualdad y tolerancia que por primera vez desde los atentados peligran en EE UU bajo el péndulo de la islamofobia.

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