La cultura del alquiler cuaja cada vez más dentro de la Comunidad foral. Ante los vaivenes económicos que la crisis está protagonizando y la precariedad de miles de contratos de trabajo, la concesión de un préstamo hipotecario para adquirir una vivienda en propiedad se ha vuelto “mucho más compleja” que hace unos años.
En este sentido, el perfil de gente que demanda una vivienda de alquiler en Navarra puede resumirse, en líneas generales y según indican los expertos inmobiliarios, en jóvenes parejas que quieren independizarse, inmigrantes, personas en trámite de divorcio o separación que buscan un nuevo hogar tras la ruptura, y aquellas que acuden a la Comunidad foral con un contrato laboral de tiempo determinado, normalmente de entre 6 y 18 meses, entre las manos.

Por ello, cada vez son más quienes se decantan por la opción de irse a vivir de alquiler, sobre todo ahora que la crisis ha multiplicado el número de pisos que se ofertan en esta modalidad y que el precio del alquiler se ha visto reducido en agosto en un 0,5%. “La gente no puede vender y deciden alquilar las viviendas durante un año, esperar y ver qué pasa. Es una manera de rentabilizar los pisos, sobre todo ahora que las cosas están poco claras”, explican desde la asociación de inmobiliarias de Navarra (Aina).

Además de los inmuebles que ya se ofrecían, ahora se suman aquellos que se encontraban a la venta y a los que los dueños no logran darles salida. Expertos del departamento de Sociología de la Universidad Pública de Navarra sostienen que los cambios son “completamente entendibles”. "Las ayudas de 210 euros al alquiler (que cobran 4.400 navarros) son un claro incentivo para tratar de mover la economía, de ahí que se hayan disparado este tipo de demandas ", dicen.

En cuanto a los inmigrantes, explican que los vaivenes económicos han provocado que muchos extranjeros traten de compartir gastos para ahorrar. “Quiere vivir la misma gente en menos espacio”, afirman.

Por su parte, aquellas personas que se encuentran en trámites de separación o divorcio tienden a copar el mercado del alquiler por miedo a no poder hacer frente a los gastos en solitario. “Con una sola nómina, la gente no quiere, ni puede, solicitar una hipoteca para comprarse otro piso, una alternativa que muchos barajaban al poco tiempo de separarse”, aseguran los sociólogos.