ISLAM Y OCCIDENTE. El anuncio de la quema del Corán en Florida destapa el temor a la islamofobia en Estados Unidos

Entre la diversidad y la intolerancia

La Vanguardia, MARC BASSETS - Washington. Corresponsal , 09-09-2010

La noticia de que un pastor protestante de Florida quería quemar el Corán en ocasión del aniversario de los atentados del 11-S ha destapado los peores temores en EE.UU. El temor, primero, a que los estadounidenses que se encuentran en los países musulmanes – y especialmente los militares que libran una guerra cruenta en Afganistán-sufran represalias por el acto del pastor. Pero también el temor a que la quema del libro sagrado de los musulmanes suponga la expresión de una ola de intolerancia en el país de la diversidad y tolerancia religiosa.

¿Se están volviendo islamófobos los estadounidenses? El pastor Terry Jones es muy poco representativo de EE.UU. Marginal, desconocido hasta hace unos días por sus conciudadanos, Jones no debería ser el termómetro de la tolerancia o intolerancia de este país. Pero lo cierto es que su impacto ha sido global, y el riesgo es que muchos musulmanes, en países remotos, lo consideren un portavoz de la América real.

Lo cierto es que sus exabruptos se han dado a conocer en un momento de retórica inflamada en torno al islam.

La decisión de las autoridades neoyorquinas, en agosto, de autorizar la construcción de un centro islámico a dos manzanas de la zona cero abrió un debate nacional en el que el presidente Barack Obama defendió el derecho constitucional en nombre de la primera enmienda de la Carta Magna – libertad religiosaydeexpresión-a construir una mezquita en cualquier lugar (la misma enmienda que ampara al pastor Jones para quemar el Corán). Conservadores como Sarah Palin o Newt Gingrich se pusieron en frente de las críticas al proyecto, que en seguida se convirtió en un arma electoral. A esto se han añadido protestas contra otros proyectos de mezquita en el resto del país y actos vandálicos.

¿Una ola de islamofobia? No todas las críticas al centro islámico junto a la zona cero – escenario de un atentado perpetrado en nombre del islam-obedecen a la islamofobia. Y lo cierto es que la religión musulmana disfruta en este país de un estatus asimilable a las otras grandes religiones. Ayer, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, insistió en que la quema del Corán contradice los valores estadounidenses. En agosto Obama recibió a líderes musulmanes en la Casa Blanca para celebrar el Ramadán. En EE.UU. son difíciles de imaginar polémicas europeas como las del burka o el pañuelo islámico.

“Yo llevo la cabeza cubierta. Tengo formación de jurista. Soy profesora. Siempre he trabajado en público como mujer musulmana que cubre su cabeza, y nunca en EE.UU. he sentido que esto representase una limitación”, dice la estadounidense musulmana Najeeba Syeed-Miller, profesora ayudante de educación interreligiosa en la Escuela de Teología de la Claremont, en California. Experta en “educación interreligiosa”, no es pesimista. Ella distingue entre “un posible aumento de la retórica hostil” hacia el islam, visible en las últimas semanas, y “la discriminación real”. En EE.UU., subraya, no hay discriminación legal.

“Me preocuparía si hubiese una aceptación general de la idea de desamericanizar a la comunidad estadounidense musulmana”, dice Syeed-Miller. “Esto significaría que haga lo haga no puedo demostrar mi lealtad. Esto me preocuparía si fuese el resultado, pero no digo que vaya a serlo”. Algunos creen que este momento ha llegado. En un extenso reportaje en Time,el escritor estadounidense musulmán Arsalan Iftikhar declaraba: “La islamofobia se ha convertido en la forma aceptada de racismo en EE.UU.”.

El mismo reportaje recalcaba, sin embargo, que “la islamofobia en EE.UU. no se aproxima a los niveles vistos en otros países donde los musulmanes son minoría: no existe un equivalente norteamericano a la prohibición francesa del burka o a la nueva ley suiza contra la construcción de minaretes”. Y añadía que los sondeos revelan que en ningún país occidental los musulmanes se sienten más seguros y libres que aquí.

Es llamativo cómo en EE.UU. el debate sobre el islam se plantea a veces en término de contraste entre el modelo europeo – debates sobre el velo y el burka o el rechazo a la entrada de Turquía en la UE-y el modelo estadounidense de tolerancia y diversidad.

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