El Vaticano califica de "holocausto" la expulsión de gitanos de Francia

El Vaticano reitera su condena por las deportaciones de inmigrantes desde Francia

El Mundo, , 28-08-2010

El Vaticano condenó ayer las masivas expulsiones de gitanos llevadas a cabo por Francia y aseguró que los miembros de esta minoría están siendo víctimas de «un nuevo holocausto». El secretario del Consejo Pontificio para las Migraciones, el arzobispo Agostino Marchetto, aseguró en una entrevista sentirse cercano al sufrimiento de los miembros de esta minoría, que están siendo «perseguidos» por el Ejecutivo de Nicolas Sarkozy. Además, también Naciones Unidas instó a París a «evitar» nuevas repatriaciones.
El arzobispo Marchetto dijo que
las expulsiones «no pueden ser
colectivas», ya que es necesario
tener en cuenta las diferentes situaciones.
«No se puede culpar a
una población entera por las violaciones
de la Ley cometidas por
algunos», explicó.
La denuncia del arzobispo se
une a la expresada el pasado domingo
por el papa Benedicto XVI,
quien durante la lectura del Angelus
en francés instó al «respeto de
las legítimas diferencias humanas
». Un llamamiento que no está
siendo bien acogido en Francia.
Según un sondeo del diario La
Croix, el 53% de los galos opina
que la Iglesia, al criticar la política
de inmigración del Gobierno
Sarkozy, se está inmiscuyendo en
asuntos que van más allá de su
papel dentro de la sociedad.
Sin embargo, desde el Vaticano
aseguran que su rol no es hacer
política, sino defender los derechos
individuales. «La Iglesia no
es de derechas ni de izquierdas, ni
pretende entrar en las discusiones
políticas», sino que solamente
quiere «defender los derechos humanos
y la dignidad de las personas
», aseguró el responsable vaticano
para las Migraciones.
«Cuando se defienden los derechos
humanos, cuando se habla
de respeto a la dignidad de las
personas, en especial de las mujeres
y de los niños, no se está haciendo
política, sino pastoral», explicó
el arzobispo Marchetto.
La Santa Sede no ha sido la única
en las últimas horas en denunciar
la política de inmigración del
Ejecutivo de Nicolas Sarkozy.
Ayer el Comité para la Eliminación
de la Discriminación Racial
de Naciones Unidas criticó las expulsiones
de gitanos e instó a
Francia a que respete los derechos
humanos. La ONU expresó
su preocupación por el aumento
de «las manifestaciones y de la
violencia de carácter racista contra
la población» de esta minoría,
así como por «los discursos políticos
de naturaleza discriminatoria
». Asimismo, el organismo internacional
instó a París a «evitar»
nuevas repatriaciones colectivas
de gitanos a Rumanía.
Según las conclusiones a las
que han llegado los miembros del
Comité tras examinar el caso
francés, existen serias dudas de
que las personas repatriadas a su
país de origen fueran conscientes
de la situación y estuvieran plenamente
informadas.
Ante las críticas vertidas por el
organismo internacional, el ministro
de Exteriores francés, Bernard
Kouchner, aseguró en una nota
que Francia «respeta escrupulosamente
la legislación europea y sus
acuerdos internacionales». Según
el jefe de la diplomacia gala, los
miembros de la comunidad gitana
provenientes de Rumanía y Bulgaria
«gozan [debido a su condición
de ciudadanos europeos] de libertad
de circulación y de derecho de
residencia en los Estados miembro
». Sin embargo, según Kouchner
su permanencia está condicionada
al «respeto del orden público
». Además, el ministro
recordó que las personas repatriadas
han recibido un ayuda económica
de 300 euros.
Por su parte, el portavoz de la
Comisión Europea, Olivier Bailly,
anunció que el próximo martes
Bruselas acogerá un encuentro bilateral
entre Francia y la UE para
debatir sobre las políticas de repatriación
masiva llevadas a cabo
por el Gobierno Sarkozy.
Según la ex candidata presidencial
socialista Ségolène Royal, la
actual Presidencia «divide» a los
franceses. «Nos pide que tengamos
miedo», aseguró en relación a la
cuestión gitana, criticando la política
de seguridad de Sarkozy. La
máxima responsable del principal
partido opositor,Martine Aubry, ya
había denunciado que el «verano
de vergüenza» que vivió Francia:
«El presidente se mofa de los valores
de nuestra República y ensucia
nuestro país en el extranjero»

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