Deportación de romaníes desde el estado francés

Bucarest alerta contra el racismo mientras continúan las expulsiones

El Estado francés continuó ayer deportando a centenares de gitanos de origen rumano mientras representantes de los gobiernos francés y rumano, que alertó contra el racismo y la xenofobia, se reunían para abordar la cuestión de la integración de la comunidad gitana. París consiguió de Bucarest un compromiso para reorientar sus políticas de cara a una mayor integración de los romaníes bajo la advertencia velada de que hasta ahora no ha dado ese uso a los fondos europeos.

Gara, , 27-08-2010

GARA | PARÍS

El Gobierno francés deportó ayer a cerca de 300 gitanos a Rumanía, con la voluntad de «acelerar» esas expulsiones, pese a la presencia de dos secretarios de Estado rumanos en París y de las críticas que esta política está provocando en territorio francés y fuera de sus fronteras.

Dos aviones «especialmente fletados» para tal fin que transportaban a 284 gitanos oriundos de Rumanía y de Bulgaria aterrizaron por la tarde en el aeropuerto de Bucarest, informó AFP.

El ministro francés de Inmigración, Eric Besson, anunció «una aceleración de las expulsiones de ciudadanos búlgaros y rumanos», sin decir explícitamente que se trata de gitanos originarios de esos dos países miembros de la Unión Europea.

Con los vuelos de ayer habrán regresado en lo que va de año a sus países de origen 8.313 gitanos rumanos y búlgaros, según el ministro. Besson calificó la mayoría de estas repatriaciones de «regresos voluntarios».

El ministro divulgó las cifras durante la visita en París de dos secretarios de Estado rumanos. Tras las primeras reuniones bilaterales, ambos países destacaron «la voluntad de los Gobiernos rumano y francés de gestionar mejor los flujos migratorios bilaterales, y apoyar el refuerzo de políticas de integración de poblaciones desfavorecidas».

Valentin Mocanu, secretario rumano de Estado para la Integración de los gitanos, advirtió de los riesgos de que esta política de París derive hacia el racismo y la xenofobia.

«Mucha gente en Rumanía está preocupada de que se pueda creer en la posibilidad de resolver el problema con acciones susceptibles de degenerar en racismo y xenofobia», dijo.

Mocanu se reunió ayer por segunda vez con el secretario galo de Asuntos Europeos, Pierre Lellouche. De los encuentros mantenidos los dos últimos días se desprende que con su política de expulsión de gitanos y las amenazas veladas de cierre de fronteras y de bloquear el ingreso de Rumanía en la zona Schengen, París ha conseguido de las autoridades rumanas el compromiso de reorientar sus políticas de cara a una mayor integración de la comunidad gitana utilizando los fondos europeos que recibe. Lellouche insistió en que Bucarest incumple sus obligaciones, ya que existen unos objetivos en esta materia que no se cumplen y, en una comparecencia conjunta con Mocanu, recordó que de los 4.000 millones de euros que Rumanía recibe cada año en fondos europeos, sólo 85 millones (un 0,4%) se consagran a integrar a los romaníes.

Mocanu admitió, según informó Efe, que «hace falta un cambio de políticas en Rumanía a nivel interno», para declarar a continuación el compromiso de Bucarest de «desarrollar políticas a medio y largo plazo» en favor de la integración de los gitanos en terrenos como la educación, la vivienda o la inserción laboral. No obstante, agregó que también harán falta medidas a escala bilateral y europea y comentó que la pobreza es uno de los factores que explican el desplazamiento a otros países de algunos de sus ciudadanos, para los que dijo que se cuidará de que se respeten sus libertades, entre ellas la de movimientos dentro de la UE.

Lellouche indicó que los responsables de ambos países acudirán juntos a la Comisión Europea, tras una reunión en Buca- rest la próxima semana, para abordar esta delicada cuestión y pedirle la movilización de medios a favor de los gitanos, lo que Lellouche calificó de «especie de mini plan Marshall».

Críticas en la Eurocámara

El grupo socialista en el Parlamento Europeo criticó la «pasividad» de la Comisión Europea ante la deportación de gitanos y exigió su comparecencia y la del Consejo Europeo para condenar la «violación de la ley de libertad de movimiento». Aseguró que el trato recibido por los romaníes en el Estado francés ha sido «terrible» y «no puede quedar sin respuesta». Además, advirtió de que el Parlamento utilizará todos los medios de que dispone para «defender y promover» los derechos de los ciudadanos que garantiza la legislación europea.

Afirmó que los derechos de los romaníes «han sido objeto de abusos por razones de populismo y electorales de un Gobierno que está perdiendo rápidamente apoyos».

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