POLÉMICA POR LA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN

Sarkozy desafía las críticas con la expulsión de 300 gitanos

Le Pen dice que se fue al campo para que sus hijos «no vieran árabes»

El Periodico, ELIANNE ROS PARÍS, 27-08-2010

La temperatura de la política francesa ha subido a cotas inéditas este mes de agosto. Pese a las críticas, el Gobierno de Nicolas Sarkozy prosiguió ayer su operación de limpieza de gitanos expulsando a 300 miembros de la comunidad romaní. Para acabar de sofocar el ambiente, el líder de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, asomó la nariz con una enésima declaración racista. En un vídeo divulgado por internet, el presidente del Frente Nacional afirma haber comprado una casa en el campo para que sus hijos pudieran «ver vacas en lugar de árabes».
Son precisamente los votantes de Le Pen, que en las regionales recuperó buena parte de lo electores captados por Sarkozy en el 2007, el objetivo de la política de inmigración del Ejecutivo francés. Sin duda forman parte del 48% de los franceses que , según un sondeo de Le Parisien, aprueban la expulsión de gitanos a sus países de origen, frente al 43% de detractores.

El estudio indica que el 70% de los votantes de derechas franceses son favorables a estas medidas, porcentaje que sube hasta el 85% en el caso de quienes se identifican con el Frente Nacional. Entre los simpatizantes de izquierdas, solo el 29% apoya las repatriaciones. Ayer prosiguieron con el envío de dos aviones a Rumanía. Con ellos, el número de gitanos de origen rumano y búlgaro expulsados desde enero asciende a 8.313.

El Gobierno se defendió de las críticas alegando que la repatriación se realiza de forma voluntaria y dentro del respeto a la legislación europea. Los gitanos que aceptan partir reciben 300 euros cada uno y nada les impide regresar a Francia cuando lo deseen, puesto que, como ciudadanos europeos, pueden moverse libremente dentro de las fronteras de la UE. De hecho, muchos de los expulsados expresan su voluntad de volver a entrar en territorio francés.

SITUACIÓN ABSURDA / La oposición criticó duramente la absurdidad de esta situación y el carácter discriminatorio y de la operación, mientras el Frente Nacional se dedicaba a atizar el antieuropeísmo. En este frente, el primer ministro, François Fillon, acordó con el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, la convocatoria de una reunión de trabajo sobre los gitanos.

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