PATXI TUÑÓN Senador autonómico por navarra

"Si cunde el desánimo y se deja la solución de la crisis en manos de la derecha, será mucho peor"

Diario de Noticias, JAVIER ENCINAS, 14-08-2010

PAMPLONA. El Senado reanudará el curso político a finales de agosto con la reforma laboral encima de la mesa. Será la Comisión de Trabajo la encargada de estudiar el texto aprobado en el Congreso. El senador autonómico por Navarra, Patxi Tuñón, cree que la posibilidad de que la Cámara Alta modifique este proyecto ley “va a ser mínima”. “Quizá introduzca algunas mejoras, pero insignificantes”, pronostica.

¿Qué le parece la reforma laboral?

Era algo que se veía venir por los avatares de la crisis, por la lamentable situación del paro en España, que es estructural y siempre ha sido superior al de otros países europeos, y porque desde el FMI y la UE nos han ido imponiendo las directrices de lo que debíamos hacer.

¿Y va a servir para algo?

Me parece que no va a mejorar significativamente el grave problema que tenemos de falta de empleo. Las medidas deberían ir en la dirección de las profundas reformas estructurales que hay que hacer en la economía, pero que desgraciadamente se están aplazando porque los mercados marcan el ritmo de lo que hay que hacer, y esto va en detrimento de lo que es la salida a la crisis. La reforma laboral tiene desajustes y deja indefensos a los jóvenes, las mujeres y los inmigrantes, quienes tienen el grave problema de acceder al mercado laboral. Además, no soluciona la precarización del trabajo y hace retrocesos en los logros conseguidos por los trabajadores.

Es decir, que como en casi todas las crisis, también en ésta se aprovecha para recortar derechos.

Así es. Ahora nos estamos dando cuenta de que los desajustes de los presupuestos públicos significan que ya no vamos a poder volver a la capacidad de gasto que antes teníamos, porque estaba basada en unas premisas que no se van a repetir – crecimiento económico importante con el sector de la construcción desvirtuando la economía – . Y esto, ¿qué ha supuesto? Una reforma fiscal injusta para la mayoría y una reducción de los ingresos de los pensionistas y los funcionarios. Ahora lo que debe evitarse es el deterioro del Estado del Bienestar.

¿Y se conseguirá?

La crisis está escenificando un cariz muy peligroso, ya que son los ciudadanos los que la están pagando.

¿No hay otras recetas para solucionarla?

En un primer momento el sector público dio la cara para salvar la crisis financiera con dinero público. Hecho el primer ajuste, llega el segundo, que es el más preocupante. Los mercados se reaniman e intentan pasar factura a los ciudadanos. Es decir, todos vamos a ser menos ricos, pero lo vamos a hacer en función de parámetros injustos.

¿Lo dice por los ajustes fiscales que se están aplicando?

Este es uno de los temas que queda pendiente de definir como el del Estado del Bienestar. Conforme los ciudadanos vayan pagando la crisis, van a exigir que se haga una reforma fiscal mucho más justa y progresiva para los trabajadores, y van a defender el Estado del Bienestar aunque sepan que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

Aun siendo así, lo preocupante es que todas las decisiones que se toman sirven para que la riqueza se concentre en unos pocos.

Es que las decisiones económicas están en manos de unos pocos. Se está visualizando que el poder político es débil frente al económico. Y ocurre a nivel mundial, local y estatal. Llama la atención la poca capacidad que tiene la política de intervenir en economía, salvo para hacer ajustes en contra de los ciudadanos porque es los que quieren los mercados.

No es algo muy esperanzador.

Pero creo que habrá un punto de reequilibrio. Los Estados van a reaccionar. Hasta ahora lo han hecho haciendo estos ajustes que exigen lo que llamamos los mercados, que no sabemos muy bien qué son, pero sí sabemos que son un pequeño grupo de gente con mucho poder. Una vez que se hagan estos ajustes, los Estados tendrán que poner a cada uno en su sitio y espero que lo hagan desde posiciones de izquierdas para no caer en un clima de desconfianza ciudadana ante la incapacidad de salir de la crisis.

Esto sería muy preocupante.

Sería fundamentalmente la quiebra de los valores de la socialdemocracia, de logros conseguidos a lo largo de mucho años. Pero no parece que se vaya a dar algo así, porque la economía tiene signos de reactivación. El debate está ahora entre la necesidad de la reactivación económica y el recorte del gasto público. Hay que mantener ese equilibrio, porque seguramente se puede reducir el gasto en muchos aspectos improductivos en lugar de aprovechar esta situación para reducir derechos adquiridos a lo largo de muchas generaciones. Éste es el gran debate, además de hacer una reforma fiscal más justa y solidaria.

No han ido hasta ahora por este camino las reformas impositivas.

Pero hay que incidir en los impuestos directos, en el control del fraude fiscal, en las sicav…

Los sindicatos mayoritarios del Estado han esperado tres años de crisis antes de convocar la primera huelga general para el 29 de septiembre. ¿Estamos ante un estado de resignación cuasigeneralizada?

No. Más que resignada, la gente es prudente. En todo caso, la reacción ante los recortes existe y ahí está la convocatoria de huelga. También debería haber un debate serio y constructivo, pero la postura del PP, que es sólo de desgaste, lo impide. Por lo tanto, deben ser las formaciones progresistas las que, aun reconociendo que la crisis supondrá una merma en los derechos, ésta no debe ser a costa de las clases menos favorecidas. Y debe haber una reflexión porque de lo contrario, cundiría el desánimo, se dejaría la solución de la crisis en manos de la derecha y sería mucho peor.

¿Saldremos de ésta?

Sí, pero tendremos que evitar la cultura del despilfarro y seguramente apretarnos un poquitín más el cinturón con los salarios, pero defendiendo un modelo de sociedad más justo y solidario.

¿Cree, entonces, que hay alguna posibilidad de que la crisis sirva para que algunos puntales de la sociedad queden reforzados?

Si no nos desmoralizamos, los ciudadanos nos daremos cuenta de dónde estamos, qué es importante defender y la crisis puede tener aspectos positivos en cuanto a mentalización sobre nuestro futuro.

¿Es el momento de que todos nos pongamos las pilas?

Ya digo que debe haber un debate. Hasta ahora está siendo más de desgaste que de aportar soluciones, pero el PSOE sabe que para ganar las elecciones necesita políticas más cercanas a los ideales de la izquierda.

Está claro que lo relacionado con la crisis seguirá siendo el tema clave cuando se reanude el curso político.

Sí. Y ahí están la reforma de las cajas de ahorros, que ha sido otra de las imposiciones, y la negociación presupuestaria, donde se va a ver qué se recorta. El otro debate, que no sé por qué se está posponiendo, es el de las reformas estructurales, pero que habrá que retomar en el próximo periodo de sesiones. Hecho el tijeretazo y los ajustes fiscal y laboral, en el futuro se debe abrir otro escenario en el que las pensiones y los sueldos tienen que subir. Y los partidos tendrán que diseñar sus opciones, porque hasta ahora el PP no ha hecho más que esconder la cabeza y no ha mostrado sus cartas, porque me da la sensación de que van a ser mucho más perjudiciales para los ciudadanos.

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