Las asociaciones marroquíes levantan el boicot en la frontera de Melilla

El Correo, PAULA ROSAS, 14-08-2010

Las aguas regresaron a su cauce ayer en Melilla y los camiones cargados de mercancías frescas volvieron a entrar con toda normalidad en la ciudad autónoma. Tras el boicot fronterizo que dejó casi sin pescado, fruta o verdura a varios mercados durante el jueves, el paso de Beni Enzar no registró ayer ninguna incidencia, aunque se prevé que, la semana que viene, las asociaciones marroquíes organizadoras del bloqueo impidan de nuevo el acceso de comestibles y cemento, e incluso dificulten el paso por la muga de las asistentas del hogar que trabajan en las casas del enclave español.

Melilla «sólo tiene que volver la mirada a Málaga o Almería para aprovisionarse», advirtió ayer ante los micrófonos de la Cope el presidente de la ciudad, Juan José Imbroda. El mandatario considera que la protesta organizada por dos ONG marroquíes, la Coordinadora de Asociaciones de Sociedad Civil del Norte de Marruecos y el Comité Nacional para la Liberación de Ceuta y Melilla, perjudica más al país magrebí que a Melilla.

La llave de la solución de los problemas de la frontera, asegura el alcalde – presidente, está en manos del rey marroquí, Mohamed VI. El monarca debe «tomar medidas» y no puede permitir que «25 ó 28 desalmados en una frontera internacional sean capaces de decir ‘tú pasas’ o ‘tú no pasas’ en las mismas barbas de la Policía marroquí».

Esta inacción de las fuerzas de seguridad del país vecino es denunciada habitualmente por los agentes españoles, que tienen que soportar cómo un grupo de alborotadores se aposta cada día desde hace años en el supuesto terreno neutral – ocupado ‘de facto’ por el reino alauita – para insultar o provocar a los funcionarios. «La Policía marroquí tiene órdenes de no mover ni un dedo, así que el jueves ni se inmutaron cuando los activistas frenaron a los camiones», aseguró a este periódico una fuente policial española en comunicación con agentes del territorio vecino.

El cese del boicot, aseguraron desde el Ministerio de Exteriores, podría ser un signo de que la situación actual de tensión de las relaciones entre España y Marruecos se va a reconducir. En el Palacio de Santa Cruz están «plenamente convencidos» de que la llamada de teléfono que realizó Don Juan Carlos a Mohamed VI el pasado miércoles, y la oferta de colaboración que ha hecho el presidente José Luis Rodríguez Zapatero a Rabat, van a solucionar los «malentendidos» que se han producido en torno a la frontera, según manifestaron ayer fuentes gubernamentales.

Aunque el presidente de Melilla, del Partido Popular, está de acuerdo en que la mediación del Rey ha tenido efectos calmantes, arremetió contra la gestión del Ejecutivo en esta crisis. Consideró que el conflicto es una consecuencia de que el Gobierno de Zapatero «no ha sido capaz de poner en su sitio desde el primer minuto» a Marruecos. Esta misma crítica la repetía ayer desde Málaga el vicesecretario de Política Local y Territorial del PP, Javier Arenas, que aseguró que el país magrebí se aprovecha de la «debilidad» del presidente español.

«Buenas intenciones»

El boicot continuará, en principio, la semana que viene, aunque el secretario general del Sindicato Nacional de Transportes, Hasán Marizi, aseguró ayer que han decidido «anular el bloqueo que pretendíamos hacer el próximo lunes, por las buenas intenciones demostradas por las autoridades españolas». La asociación que ha organizado los paros sostiene, no obstante, que seguirán adelante. A partir del lunes, y durante 15 días, se impedirá la entrada de cemento, de miércoles a sábado no se dejará pasar a vehículos con pescado, fruta o verdura, y el jueves y viernes se cerrará el tránsito de mujeres que trabajan como asistentas del hogar.

La tensión que se ha originado en los últimos días tiene su origen en los comunicados de denuncia (cinco en menos de dos meses) que ha emitido el Ministerio de Exteriores alauita por las presuntas agresiones de agentes de seguridad españoles a súbditos marroquíes en la frontera de Melilla. Rabat cree que se trata de un «giro racista» de la Policía española y acusa también a la Guardia Civil de supuestamente abandonar a ocho subsaharianos malheridos en una playa cerca de Ceuta.

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