Tan pronto como Arizona aprobó su polémica ley contra la inmigración ilegal, políticos de varios estados prometieron que harían todo lo posible para seguir sus pasos. Sin embargo, pocos esperaban que la fiebre se extendería incluso a Florida, uno de los estados con un mayor porcentaje de población hispana. Pues bien, eso sucedió ayer después de que el fiscal general de Florida, Bill McCollum, que compite por ser el candidato republicano al cargo de gobernador del estado sureño, presentara una propuesta de ley más dura aun que la de Arizona.

«Florida no será un estado santuario para los extranjeros ilegales», proclamó McCollum de forma solemne en un mitin. En caso de ser aprobada, la propuesta obligaría a los agentes de policía a investigar la situación legal de todas aquellas personas sospechosas de ser inmigrantes ilegales, y que por algún motivo fueran interceptadas por la policía. La ley actual permite a los agentes consultar el estatus legal, pero no les obliga. Además, la norma forzaría a todos los inmigrantes a llevar encima su permiso de residencia, e impondría una pena de hasta 20 días de cárcel la primera vez a aquellos que incumplieran esta medida. Asimismo, permitiría a los jueces considerar como un agravante el estatus de indocumentado de toda persona en un proceso judicial a la hora de fijar su fianza y su condena.

Florida, y muy especialmente el sur del estado, es una comunidad con una gran variedad étnica, y en la que abundan los inmigrantes tanto legales como indocumentados procedentes de América Latina y el Caribe. Por esta razón, parece altamente improbable que tanto la propuesta como la candidatura de McCollum prosperen.

Su iniciativa parece más bien un intento desesperado de recuperar terreno en las primarias republicanas frente al favorito, Rick Scott, apelando a los sectores de extrema derecha de las bases republicanas. Además, con la ley de Arizona suspendida por los tribunales, las opciones de que ésta entrara en vigor serían muy escasas. En todo caso, lo que sí demuestra el anuncio es que la inmigración ocupará el centro del debate en las elecciones de noviembre.