El Rey llama a Mohamed VI para frenar la escalada de tensión en la frontera de Melilla

Las Provincias, PAULA ROSAS | RABAT., 12-08-2010

Los ecos de los incidentes que se han registrado en las últimas semanas en la frontera de Ceuta y Melilla han llegado a palacio. Ayer, el Rey Juan Carlos telefoneó al monarca marroquí Mohamed VI para conversar sobre las últimas denuncias de agresiones a ciudadanos marroquíes por parte de la Policía fronteriza española, a la que Rabat ha acusado de «racista», y que han tensado la cuerda entre Marruecos y España. Ambos coincidieron en que las relaciones son «excelentes», y que «no es bueno» que «los malos entendidos» puedan perturbar los vínculos bilaterales.

Don Juan Carlos telefoneó desde el Palacio de Marivent, en Mallorca, donde pasa sus vacaciones, según informaron fuentes de la Casa del Rey. Los dos monarcas, cuyas familias mantienen una estrecha relación, constataron el «excelente y fluido clima» entre ambas Casas Reales y jefaturas de Estado. Los medios marroquíes también se hicieron eco de la conversación telefónica y añadieron que Don Juan Carlos y Mohamed VI han acordado reunirse «en una encuentro informal», según informó la agencia MAP.

La agencia oficial señaló asimismo que los jefes de Estado se felicitaron por la evolución de las relaciones bilaterales y por «la acción desarrollada por los dos gobiernos estos últimos años».

La tensión ha ido en aumento durante el último mes, después de que el Ministerio de Exteriores marroquí emitiera cinco comunicados denunciado agresiones de la Policía Nacional en la frontera de Melilla, y el supuesto abandono de varios subsaharianos en una playa cercana a Ceuta por parte de agentes de la Guardia Civil. Marruecos se ha mostrado exasperado por la falta de contestación oficial de España y ha exigido «respuestas precisas». Sin embargo, el martes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se mostró dispuesto a «aclarar, dialogar e informar» a Marruecos sobre las denuncias formuladas.

La Delegación del Gobierno en Melilla negó cada una de las acusaciones de Rabat y asegura que los incidentes fueron causados por individuos que intentaban acceder a territorio nacional sin mostrar su documentación, o que quisieron agredir a los agentes de frontera. Alguno de estos ciudadanos, añade la Delegación del Gobierno, tenía incluso síntomas de ebriedad. El primer comunicado se emitió el pasado 16 de julio y el último, el 9 de agosto. Todos los incidentes tuvieron lugar en Melilla excepto el denunciado el pasado viernes, en el que acusaban a miembros de la Guardia Civil de abandonar a ocho subsaharianos en una playa cercana a Ceuta.

Las supuestas agresiones de las fuerzas de seguridad españolas han provocado protestas frente a la Embajada de España en Rabat y los consulados en Nador y Tetuán. Además, han desencadenado algunas reacciones insólitas, como la organizada por unos ciudadanos marroquíes que el pasado mes se apostaron frente a paso fronterizo de Beni Enzar, y que obligaban a quitar cualquier insignia española que llevaran los vehículos procedentes de Melilla.

Boicot comercial

Esta semana, una asociación de Nador ha anunciado que piensa boicotear la entrada de pescado y cemento a Melilla. El recién creado Comité Nacional de la Liberación de Ceuta y Melilla piensa mandar a sus delegados al paso de Beni Enzar para «convencer» a los transportistas de que frenen la entrada de estos productos a la ciudad autónoma.

Ceuta y Melilla, bajo soberanía española desde hace más de cinco siglos, y reclamadas por Marruecos, son periódicamente objeto de tensión entre ambos países. El pasado mayo, el primer ministro marroquí, Abás el Fassi, pidió a España en un discurso ante la Cámara de Representantes, «dialogar» sobre las ciudades «ocupadas». Era la primera vez en varios años que un cargo tan alto reivindicaba de forma tan contundente la «soberanía» sobre las ciudades autónomas.

Pero, sin duda, el incidente más reseñable se produjo en noviembre de 2007, cuando los Reyes de España visitaron Ceuta y Melilla por primera vez en 30 años. Aquella vez, Mohamed VI condenó el viaje de los monarcas, y Rabat retiró a su embajador en Madrid durante dos meses.

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