Gomà admite que los centros de menores trabajan al cien por cien de sus posibilidades para evitar la saturación.

Barcelona – La primera rueda de Prensa de Ricard Gomà como alcalde de Barcelona en funciones tenía que ser amable. Ayer, tocaba hacer balance del gasto en políticas sociales dedicadas a la infancia y la adolescencia, a las que este año, el Ayuntamiento ha dedicado 22,6 millones de euros, un 89 por ciento más que en 2007. Pero el impacto social de la crisis está aguando todos los balances de los servicios sociales. En 2009, el número de menores en riesgo de exclusión social atendidos fue de 3.361, un 4,3 por ciento más respecto al año anterior. Y sólo entre enero y junio de 2010, los servicios sociales ya han atendido a 3.006 menores.
Alerta Roja
Los chavales más vulnerables son los menores no acompañados, el eufemismo con el que se conoce a los niños inmigrantes que han llegado solos a España. En 2009, el Servicio de Intervención y Detección (SDI) atendió a 151 menores no acompañados en situación de riesgo, el triple que en 2007 y una treintena más que en 2008. El 94 por ciento de estos chicos son extranjeros, la mayoría viene de países subsaharianos. El 28 por ciento procede de Marruecos; un 26 por ciento lo hace de Ghana; el 17 por ciento es guineano y un 11 por ciento tiene pasaporte senegalés. En la mayoría de los casos, un 78 por ciento, los jóvenes no tienen documentación. Sólo el 15 por ciento tiene el permiso de residencia y un 1 por ciento dispone de permiso de trabajo.
La mitad de los chavales tiene 16 o 17 años, y cerca de un 25 por ciento, 15 o 16 años. El principal reto al que se enfrentan los servicios sociales de Barcelona es evitar la saturación. Si bien Gomà negó que los centros de atención a menores estén atiborrados, admitió que los empleados trabajan al límite, «al cien por cien».
Cada profesional de los equipos de atención a la infancia y adolescencia trata a unos 30 chavales al día. «Es una ratio muy alta», dijo Gomà, « y para mejorar los resultados hemos incrementado de 60 a 100 el número de profesionales». Sin embargo, Barcelona sigue teniendo una asignatura pendiente, necesitaría sumar 90 trabajadores sociales a la plantilla de 120 para cumplir la ley que marca una ratio de tres empleados sociales por cada 15.000 habitantes.

Centros de acogida más familiares
A finales de agosto Barcelona dispondrá de un nuevo centro de acogida para niños desamparados de 12 a 18 años.  El centro Gaudí, situado en la calle Larrard, cerca del parque Güell, contará con 36 plazas para menores tutelados por la Generalitat. El edificio, que antiguamente era un convento y está siendo remodelado, estará dividido en tres apartamentos, de 12 plazas cada uno y comedor y salas de estar independientes. El centro, que dependerá del departamento de Acció Social i Ciutadania y estará gestionado por la Fundació Ciutat i Valors, contará con salas para talleres y un espacio de ocio. De este modo, ahora «la Generalitat apuesta por centros de acogida más pequeños y familiares para dar una atención más personalizada», según explicó la consellera de Acció Social, Carme Capdevila. Lejos quedan los centros como L’Alcor y El Bosc que ya han cerrado sus puertas. Sin embargo, éstos tenían un total de 70 plazas y el nuevo las ha reducido a la mitad. En total, Cataluña dispone de 585 plazas en Centros de Acogida que ofrecen servicios residenciales de estancia limitada hasta que al chico se le asigna la opción más adecuada.