El colectivo musulmán de Lleida respiró ayer aliviado tras confirmar que, como ya ha ocurrido en años anteriores, el ayuntamiento de la ciudad le cederá un espacio con capacidad suficiente para acoger a los fieles –previsiblemente entre 3.000 y 4.000 personas, los días de más afluencia– durante la celebración del Ramadán, que empieza la semana próxima. La comunidad estaba preocupada, después de que el consistorio decretara el precinto, el 21 de julio, de la mezquita de la calle del Nord, la más concurrida de la capital leridana, por exceder el aforo permitido.

«Entendemos que en fechas señaladas como el Ramadán, los musulmanes de Lleida han de disponer de un espacio en condiciones para la práctica religiosa, igual que ocurre, por ejemplo, cuando los católicos celebran la Semana Santa», argumentó ayer el alcalde de la ciudad, Àngel Ros (PSC). Para el paer en cap, que estos días está de vacaciones, «eso no excluye que, mientras tanto, la comunidad islámica tenga que buscar un lugar adecuado para las celebraciones litúrgicas normales».

La polémica por el cierre del oratorio de la calle del Nord sigue, pues, abierta. «El ayuntamiento está verificando las alegaciones presentadas por la dirección de la mezquita. Si consideramos que son correctas, es decir, que se garantiza que no se volverá a superar el aforo de 240 personas, el templo se reabrirá», agregó Ros. Eso sí, advirtió, «no permitiremos ningún incumplimiento más, porque entonces el cierre podría ser definitivo».

ORACIÓN FINAL / Fue la alcaldesa en funciones, Marta Camps, quien concretó que el consistorio cederá el uso del conocido como Pavelló Blau, un espacio cubierto por una estructura de porche, situado en el parque municipal de los Camps Elisis y que ya está siendo utilizado estos días por los musulmanes –sin permiso– para las oraciones cotidianas.

El ayuntamiento buscará también una instalación suplementaria de mayor tamaño (posiblemente un pabellón polideportivo, ya usado otras veces) para celebrar las oraciones de los últimos días del Ramadán. En Lleida, la celebración suele reunir entre 3.000 y 4.000 fieles, aunque su número es imprevisible debido a la cantidad de trabajadores agrarios temporales que se encuentran en verano en la zona.