«Todavía no he podido decirle a mi hijo que su padre fue asesinado»

El Correo, JORGE BARBÓ, 04-08-2010

Prisca jamás olvidará a Armand, pero la detención del presunto asesino de su marido alivia en parte la pesada carga que soporta desde hace casi dos años. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía arrestaron el pasado 26 de julio en Ceuta al presunto culpable de la muerte de este joven camerunés, asesinado en diciembre de 2008 en el municipio vizcaíno de Galdakao. Según fuentes oficiales, el individuo fue detenido en el paso fronterizo del Tarajal. Los efectivos policiales, que han intensificado durante las últimas semanas la vigilancia de la zona ante el tránsito masivo de viajeros ocasionado por la operación ‘Paso del Estrecho’, sospecharon de un individuo que responde a las iniciales B. T.. Al identificarle, comprobaron que sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura por delito doloso.

La madrugada del 2 de diciembre de 2008, dos ertzainas llamaron a la puerta de la casa que Armand compartía con su familia en Barakaldo. Los policías le dieron a Prisca la triste noticia de que su marido había recibido cinco puñaladas en el barrio de Txistulanda de Galdakao. «No sé qué hacía allí. Siempre iba por los mismos sitios con cameruneses», sostiene la viuda. Desde entonces, Prisca no ha encontrado explicación a lo sucedido durante aquella madrugada. Tampoco ha podido reunir el valor suficiente para contárselo a su pequeño, que cuando acabaron con su padre tan sólo tenía dos años. «No he podido decirle que fue asesinado», reconoce la mujer entre sollozos. «Fue horrible. Durante todo este tiempo me he tenido que apoyar en mi familia y amigos», confía.

Las primeras pesquisas de la Policía ya situaron entonces a B. T., de nacionalidad marroquí, en el punto de mira. Sin embargo, el principal sospechoso del crimen se acogió a su derecho a no declarar y tuvo que ser puesto en libertad por falta de pruebas. La investigación del caso continuó avanzando hasta que, según fuentes cercanas a la familia, apareció un testigo presencial. El nuevo testimonio resultó crucial para esclarecer el suceso y, en plena fase de instrucción, el juzgado de Bilbao encargado del caso decidió firmar una orden de busca y captura contra el joven marroquí.

Esto fue lo que permitió a los agentes de Ceuta detenerle cuando intentaba cruzar el paso fronterizo. Casi dos años después del crimen, el pasado lunes, la mujer recibió otra llamada. Esta vez, al otro lado de la línea se encontraba su abogada. Le contó que la Policía había capturado al presunto asesino de su marido. «Por una parte me sentí aliviada, pero hay que esperar a que llegue el juicio», apunta con prudencia. Nada más colgar, telefoneó a los hermanos de su marido, que viven en Camerún, para darles la noticia. «Ellos quieren que el culpable sea juzgado con dureza», admite.

En un primer momento, la Ertzaintza barajó un posible ajuste de cuentas como posible móvil del suceso. Pero ya entonces sus amigos descartaron esta posibilidad. «No tenía enemigos, era una persona muy buena», recordaba ayer Isaac Leroux, presidente de la Asociación de Cameruneses de Vizcaya. Hoy sus allegados todavía desconocen qué pudo llevar al asesino a acabar con la vida de Armand. «Todo es un misterio, la Policía no nos ha contado por qué lo mataron», lamentan.

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