MADRID. Los desempleados son los principales paganos de la crisis económica que azota el Estado español, no sólo por su imposibilidad de acceder al mercado laboral, sino también por sus renuncias a hábitos hasta ahora incuestionables, entre ellas las vacaciones de verano. Según una encuesta realizada por Randstad dos de cada tres parados afirman que este verano se quedará en casa a causa de la recesión económica.

Randstad es el segundo mayor grupo de servicios de recursos humanos en el mundo. Como era de esperar los que menos saldrán de vacaciones este año serán los desempleados, pues un 64,91% asegura que no se moverán de su residencia principalmente porque no han encontrado empleo y ésta es su máxima prioridad. Entre ellos, los más desafortunados serán los extranjeros sin estudios con edades entre 24 y 29 años, tal y como se desprende de esta encuesta realizada sobre una muestra de 1.200 personas.

Por lo tanto es el colectivo inmigrante el que más renunciará a sus vacaciones. En ello influye también, según la ETT, su menor nivel educativo pues “la formación incide directamente en las posibilidades de poder disfrutar o no de unos días de descanso por sus vinculaciones con el mercado”. Las personas sin estudios declaran en un 30% de los casos que tendrá vacaciones, frente al 66% de los universitarios.