El imán de la mezquita de la calle del Nord de Lleida, clausurada por exceso de aforo hace una semana, no decía la verdad cuando aseguraba que mantenía su proyecto de construir un templo en el solar del polígono Entrevíes que le facilitó el ayuntamiento en el 2007 mediante una concesión.

Así se lo reconoció Abdelwahab Houzi a la concejal de Seguridad Ciudadana, Sara Mestre, en la reunión que mantuvieron ayer. Houzi sostuvo que ya no está interesado en construir en el solar municipal porque ese templo tendría capacidad para 500 personas y ahora su comunidad necesita un espacio con un aforo para 2.500 fieles. El imán avanzó que busca un sitio alejado que podría ser una nave industrial. Este anuncio hace retroceder el conflicto hasta el año 2001, cuando la mezquita se quedó pequeña y comenzó el enfrentamiento con los vecinos y la búsqueda de otro oratorio.

Houssein Kuiten, el número dos de la mezquita, recordó que en el oratario precintado se congregaban 1.200 personas. «Los empresarios se alegrarán», dijo en alusión al rechazo que genera el proyecto del templo en el polígono. «Tienen la voluntad de formalizar la renuncia de la cesión del local» confirmó la concejala Sara Mestre, sin ocultar su descontento tras la reunión en la que el imán le comunicó sus intenciones.

RÉPLICA DEL AYUNTAMIENTO / Mestre advirtió a los representantes musulmanes que si quieren abrir otro local «la nueva ley catalana de centros de culto de la Generalitat es más dura y exigente en materia de seguridad y movilidad». Y añadió: «De momento tienen un problema, tienen la mezquita cerrada». Así puede seguir hasta el 25 de agosto, cuando acabe el plazo para resolver el cierre. El Ayuntamiento de Lleida advirtió que si hay reapertura no permitirá que en el local haya más público del permitido. De momento, la policía local ha autorizado los rezos en la zona de los Camps Elisis.

En opinión de los vecinos del barrio, la polémica era previsible. Marta Roigé, expresidenta de la asociación de vecinos, asegura que detrás de la renuncia del imán a construir el templo en el polígono está su negativa a dejar la calle del Nord, donde hay un gueto de facto cuyos negocios controla Houzi. «En cada esquina hay un musulmán vigilando, y a las chicas que visten como occidentales les llaman la atención», afirmó Roigé.

En este pulso, el alcalde, Àngel Ros (PSC) recibió ayer el firme apoyo del presidente de la Federació de Municipis de Catalunya, Manuel Bustos. «Todavía hay gente que no respeta la libertad, la convivencia y lo que hace posible ser libres hoy en nuestra comunidad", dijo Bustos.